viernes, 17 de julio de 2009

Memín Pinguín #84-86

Ricardo viaja a Guadalajara para alejarse de sus padres. Memín lo acompaña y acaban pasando una breve pero agradable estancia mientras su desaparición no pasa desapercibida en México.
Agobiado por el inminente divorcio de sus padres, Ricardo no quiere resignarse a quedarse con uno solo, por lo que concluye irse a vivir con su madrina, Clarisa, que vive en Guadalajara. Pese a que eso no significa que tenga responsabilidad sobre su persona ya que no son familia realmente, el niño cree que lo aceptará igual. Deja una carta de despedida para sus padres, y en vez de ir a la escuela, planea ir a la central de camiones, en cuanto empeñe su motoneta para obtener la cantidad necesaria que cubra el pasaje. Encuentra a sus amigos en el camino, aprovechando para despedirse de ellos, confesando que sus intentos anteriores no resolvieron del todo el problema y que ahora tiene que irse de la ciudad por un tiempo. Memín le recomienda un prestamista con el que suele acudir su madre, y montados en el vehiculo, se dirigen allá. Mientras se efectúa el intercambio, Memín busca Guadalajara en el mapa, opinando que está demasiado cerca y decide acompañar a su amigo (metiche, como siempre), ignorando que los hacen a escala. Pasa rápidamente a su casa, dejando una nota a Eufrosina, en la que anuncia que volverá para la noche, además de romper su alcancía para sacar dinero, creyendo que es lo mismo que el transporte público. Ya en la estación, Ricardo alcanza el último boleto. Al saber esto, Memín piensa que hacer, cuando se fija en como meten el equipaje, aprovechando un descuido para introducirse en el camión. Ricardo se despide de los demás, imaginando que Memín fue a distraerse por ahí. Carlangas y Ernestillo se apresuran a volver a la escuela una vez que ven el camión partir. Memín se esconde debajo de un asiento, creyendo que estará seguro y que la incomodidad no será un inconveniente ya que Guadalajara está “cerca”. Durante el trayecto, la mujer del asiento en que está oculto, deja caer su bolso y Memín se lo recoge. Al ver la mano negra saliendo, pega de gritos, y el ayudante de camión sale a investigar. Saca a Memín de su escondite, advirtiéndole que no pueden llevar pasajeros de más y que lo bajarán en Querétaro. Memín ofrece el dinero para pagar su pasaje, denotando su ingenuidad que hace reír a algunos pasajeros. Ricardo sale para advertirle que eso no es suficiente y que ni Guadalajara ni Querétaro están tan cerca como él cree. Le recrimina el ser tan inconciente e impulsivo, pero Memín sostiene que sólo quería apoyarlo como amigo para que no estuviera afrontando eso solo. Viendo esto, salen personas amables entre los pasajeros, que van cooperando para pagar el pasaje del negrito, quien puede compartir su asiento con su amigo. De ese modo, Memín se sale con la suya y acompaña a Ricardo hasta su destino, quien se lo termina agradeciendo.
En casa, nadie repara en su carta la mayor parte del día. Rogelio se concentra en su trabajo tras confirmar la partida de Olivia. Mercedes, no teniendo a quien rendir cuentas, regresa al club donde antes pasaba tanto tiempo.
Ricardo y Memín están en Guadalajara, tratando de dar con la dirección de Clarisa. El dinero que le quedaba a Ricardo alcanza para el taxi, pero cuando llegan ahí, resulta que ha cambiado de domicilio. Les dan el nombre y dirección de una amiga cerca que podría informarles con exactitud, y se dirigen ahí de inmediato. Una vez que se hacen con la nueva dirección, consideran volver a tomar un taxi con el dinero que Memín trajo al principio, pero temen que no les alcance. Al acudir el taxista y reconocerlos como visitantes, les da una muestra de la hospitalidad tapatía, permitiéndoles abordar sin cobrarles. Le dan las gracias y pronto están en el vecindario, donde tardan un poco en dar con la casa. Clarisa los recibe amablemente, ignorante de lo que sucede con la familia Arcaraz al mencionar que antes había sugerido a Mercedes que lo mandara de visita. Ricardo decide no decirle nada, usando mentiras sobre la falla en el transporte del equipaje que nunca trajo en primera instancia. Clarisa les presta ropa y les ofrece un cuarto de uno de sus hijos ausentes. Al disponerse a descansar, Ricardo avisa a Memín que luego lo ayudará a regresar, pero él no volverá a México. Cae la noche cuando Mercedes vuelve a casa, no habiendo encontrado entretenimiento alguno en las actividades del club como solía hacerlo. Le extraña la ausencia de su hijo, suponiendo que fue a algún lado con sus amigos, pero no tarda en descubrir su carta de despedida. Decide preguntar en las casas de ellos, pero sólo Rogelio sabe donde viven y al no atender el teléfono, se resigna a esperar su llegada. Cuando éste por fin ha regresado, lo pone al tanto de la fuga del niño, lo que lleva a ambos a una discusión sobre cual de los dos es el culpable. Al final, comparten la culpa y se reconcilian en menos cuadros de los que estuvieron discutiendo. Habiendo olvidado por completo la idea del divorcio, se dirigen a los domicilios de los amigos de su hijo. En casa de Ernestillo, éste se encuentra profundamente dormido y no los escucha tocar (¿pero que no estaba viviendo con el maestro Romero?). Siguen con Carlangas, quien en la puerta afirma saber donde está Ricardo, mas no les dirá nada por todo lo que le han hecho sufrir. Mercedes pide a Rogelio no insistir y se van, dejando a Isabel reprendiendo a Carlangas por su falta de cooperación. Él se justifica al apuntar que comprende el sufrimiento de su amigo puesto que pasa una situación muy similar a la suya. Quedándoles le casa de Memín, se reaniman, recordando que es un boquiflojo a quien pueden sacarle todo fácilmente. Son recibidos por Eufrosina en forma sorpresiva, ya que ella esperaba con tabla en mano el regreso de su hijo vago, que no llegó a la hora que decía en su nota. Al ver que son los Arcaraz, se disculpa, aunque no deja de señalar que los creía a punto de divorciarse (como le da a Memín por chismear los problemas de los demás, ya que sólo así se habría enterado), pero sostienen que eso quedó atrás. Al mostrarles la carta que le dejó, la mención de Guadalajara les hace comprender que fueron con Clarisa y ponen medio de todos sus recursos para viajar allá lo más pronto posible.
Al día siguiente, Memín y Ricardo acompañan a Clarisa a la iglesia y a recorrer la ciudad, todo en unas pocas paginas, justo cuando los señores Arcaraz aparecen, preguntando por su hijo. Ricardo no quiere verlos y se encierra en un cuarto. Memín va con ellos para recriminarlos por lo que hicieron, pero pronto cambia de parecer al dejarle en claro que ya no se van a divorciar. Corre a darle la buena noticia a Ricardo, que al principio cree que es una mentira para convencerlo de volver, pero al comprender que vinieron juntos, decide que, en efecto, se han reconciliado. Corre hacia ellos, teniendo una conmovedora reunión en que le piden perdón por lastimarlo sin querer, volviendo a ser la familia feliz que solían ser. El regreso a México en avión no se hace esperar, poniendo a Eufrosina angustiada, temiendo que éste caiga con Memín dentro. Mas no sucede así y pronto ellos también están felizmente reunidos.
Una conclusión muy breve tras la prolongación de tanto problema, pero una conclusión al fin y al cabo, justo a tiempo para el siguiente episodio, que también será muy corto.

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