miércoles, 8 de julio de 2009

Memín Pinguín #47-49

Los “vikingos bravos” recuperan su lugar como los mejores dentro de los partidos callejeros de béisbol. Descansan después de cosechar otra victoria, y Ricardo comenta que su padre ha ofrecido meterlos en una liga en el futuro (lo cual nunca pasará ni se volverá a mencionar en la revista), aunque Memín no entiende nada de eso, y luego se distrae, imaginando con la careta de catcher como se sentirán los prisioneros de las cárceles al mirar detrás de los barrotes. Deciden ir a ver al profesor Romero, informándole hasta ahora de las novedades en la situación protagonizada por Carlangas. Éste le ofrece la medalla que ganó en la competencia académica, pero el maestro la rechaza, indicando que fue el fruto de su esfuerzo y él solo lo puso en el camino. Después de eso, Ernestillo recuerda que trajo unos cangrejos desde Veracruz, para regarle a cada uno de sus amigos. Los ponen a hacer carreras, pero él de Memín no se mueve casi y éste opina que se debe a que está decaído. Al llegar a casa, le muestra a Eufrosina el crustáceo, pero a ella no le agrada nada. Siguiendo con su idea de que el cangrejo anda triste, Memín piensa que el calor maternal lo animara, por lo que lo deja en la cama de Eufrosina, olvidándose de éste y yéndose a dormir muy campante. Cuando su má linda se va a costar, no tarda en sentir el pinchazo del cangrejo. Piensa castigar a Memín, pero al verlo dormido le parece tan tierno, que mejor decide hacer otra cosa más drástica. A la mañana siguiente, al despertar, Memín se extraña al no encontrar su cangrejo. Eufrosina le sirve la comida, cuya forma él no reconoce, hasta que cae en la cuenta de que ha cocinado a su cangrejo. Se echa a llorar y acusa a Eufrosina de ser una criminal, al grado de exasperarla y ganarse un golpe en la cabeza con el moledor. Ella no tarda en sentir pena al verlo tan triste, y se concilia, alegando que el cangrejo extrañaba a su propia madre y ella lo tuvo que ayudar para que volviera con ella. Eso es suficiente para que Memín se contente, pero no se muestra dispuesto a comérselo y Eufrosina tampoco. Las vacaciones terminan y al regresar a clases, Carlangas, Ernestillo y Ricardo reparan en un niño menor que ellos, rechoncho y con aspecto de tonto, que se acomoda tranquilamente en su clase. El maestro presenta al gordito como Trifón Godínez, y cuando le preguntan que hace en su grupo, él dice que por ser mayores, sabrán no burlarse de él por su aspecto y forma de hablar. Pide a Ernestillo y sus amigos que lo traten bien, aunque ellos no están muy convencidos. Memín llega tarde y no está enterado de nada. Al ver a Trifón, le extraña su abultado abdomen, y deduce que tiene un globo metido bajo sus ropas (parece que nunca había visto un niño tan obeso antes).
Cuando el maestro se retira a la dirección, aprovecha para salir de su duda. Se acerca al gordito, llamándolo “Tripón”, e intenta disimular un afilado seguro que tenia en sus calzones. Las pausas prolongadas entre las palabras que usa el gordito, lo exasperan, y no tarda en darle el pinchazo. Trifón grita de dolor, sosteniendo su estomago, y los amigos de Memín no tardan en echarle en cara el acto de maldad que ha cometido. Deciden castigarlo no dejándolo jugar con ellos en el callejón ese día. Memín cuestiona la presencia de Trifón, y de nuevo insisten con que es una estadía temporal, para tenerlo en una escuela sin que se burlen de él, ignorando que existen instituciones especiales para eso, mas todo indica que en ese entonces, no eran tan populares y una escuela primaria tiene categoría similar a una guardería. Al salir de clases, se disponen a jugar, pero le recuerdan a Memín que él no tiene permitido unírseles. Trifón los sigue, y deciden dejarlo a que se quede observándolos con Memín, para que escarmiente aun más. Molesto porque lo hayan cortado por su culpa, Memín lo mira con recelo, y persiste en su idea de que tiene un globo escondido bajo la ropa. Sus amigos se van a traer un bat, y les avisan que se queden cuidando que nadie les gane el callejón. Esto lo aprovecha Memín para proponerle a Trifón jugar a los atropellados. Le indica tenderse en el suelo, mientras él le brinca repetidas veces encima del estomago, consiguiendo que se desmaye. Creyendo haberlo matado, Memín lo coloca debajo de unos escombros, triste y lleno de remordimientos. Al regresar sus amigos, no pierde en intentar ocultar su “crimen”, pero al sacar ellos el cuerpo del gordito, resulta que aun estaba vivo, aunque en peligro de ahogamiento bajo esos escombros. Aun con lo sucedido, Trifón no parece afectado, diciendo que le ha parecido muy divertido, para desconcierto de todos. Todos regresan a sus casas después de eso. En la suya, Carlangas se alegra de su madre haya conseguido trabajo como telefonista en un banco, y se insinúa que fue Arozamena quien le consiguió el empleo, pero prefiere no hacer más comentarios. Eso asegura mejorar su situación de miseria a pobreza.
Memín busca comprensión en Eufrosina por el terrible día que ha tenido por culpa de sus impulsos, aunque todo lo achaca a la presencia de Trifón, que lo molesta por andarlo siguiendo. Eufrosina se pone de parte de sus amigos en que tiene lo que merece por despreciar a quien lo estima.
Ernestillo comenta al respecto con su padre, mientras trabajan en la carpintería, recapitulando la extraña ocurrencia de “adelantar” de grado a un niño sólo para que no le hagan burla (¿y que va a aprender así? No tiene mucho sentido). Se aproxima el Día de las Madres, y en el grupo de Memín, todos andan atareados, preparando lo que les regalarán a las suyas. Ernestillo construye un aeroplano para darle a su padre (todavía no se había creado el Día del Padre en aquel entonces, así que ante la ausencia de la madre, hay que celebrar al padre, que curioso). Carlangas ha fabricado un espejo para su madre y Memín una muñeca idéntica a Eufrosina. El negrito se pone a presumirle a Trifón su muñeca, pero éste no lo toma en cuenta, concentrando en hacer una casa de papel para su madre. Después trata de hacer lo mismo ante el maestro, quien sólo comenta que no es Miguel Ángel, de quien Memín no sabe absolutamente nada, pero igual le gustará a su madre lo que ha hecho por si mismo.
En su casa, Ricardo le ha dado el regalo a su madre por adelantado, imaginando que ella no podría ir al evento festivo en la escuela. Pero en realidad Mercedes ha decidido dejar sus compromisos de lado por esa vez, ansiosa por estar ahí para ver todo y convivir con las otras madres ricachonas.
El señor Arcaráz intenta persuadirla para que lo acompañe a atender unos asuntos, pero ella está empeñada en estar con su hijo ese día. No viendo otra opción, le confiesa que Ricardo sigue asistiendo a la escuela de gobierno y que la estuvieron engañando todo el tiempo. Ella empieza a hacer una escena, pero entre Ricardo y su padre la van convenciendo de dejar de lado sus prejuicios, y finalmente, acepta asistir al evento entre las madres humildes.
Llega el 10 de mayo, y todas las madres (y el padre de Ernestillo) están presentes en la primaria, en espera del espectáculo que ofrecerán sus hijos. Llega el matrimonio Arcaráz, llamando mucho la atención. Y así comienzan, entonando una canción en coro dedicada a la madre, aunque Memín casi la arruina.
El resto de los números suceden fuera de cuadro para no cansar a los lectores demasiado, y siguen con la entrega de los regalos, que emocionan a las madres (y a los padres, como en el caso de Ernestillo), hasta las lagrimas. Ante la convivencia, Mercedes se convence de que no hay diferencia entre las clases sociales, asegurando que ya no se quejará de las amistades de Ricardo, lo que él agradece profundamente. Le dice que puede invitarlos a comer y Ricardo va a informarles de inmediato. Ernestillo acepta, pero primero tiene que ir al cementerio, para dejar unas flores en la tumba de su madre. Sus amigos deciden acompañarlo, y se les une Trifón, aunque a Memín le castre, atraido por el ambiente de los panteones.

Ricardo les paga el viaje en camión y pronto están adentrándose entre las filas de lapidas y mausoleos. Siendo tarde, se percibe una atmósfera lúgubre, que los pone muy nerviosos, en especial cuando Memín suelta una exclamación al asomarse al interior de una cripta. Salen corriendo, aterrorizados, sólo para que Memín aclare que no era una exclamación de miedo, sino de admiración, por la forma de unos candelabros, y que corrió creyendo que ellos habían visto algo. Se dan cuenta de que dejaron a Trifón adentro, y aunque Memín propone abandonarlo, insisten en buscarlo, no sin antes tacharlo como mal amigo. Lo encuentran sentado sobre unas tumbas, y al preguntarle si tiene miedo, el gordito alega que le encanta el ambiente tranquilo del lugar en el que la gente descansa. Se disponen a seguir su camino hacia la tumba de la madre de Ernestillo, pero Memín se entretiene hablando un poco más con Trifón, que pasa a hablar sobre la transición del alma y cosas así, que inquietan y asustan al negrito.

Sale corriendo y cae sobre el agujero abierto destinado a ser una tumba en el futuro. Creyéndolo “descansado”, Trifón procede a echarle tierra encima. Después de haber orado ante la tumba, sus amigos regresan y descubren lo que ha pasado. Consiguen reanimar a Memín y sacarlo de la fosa. Luego espetan que ha recibido su castigo karmico por haberle hecho algo similar a Trifón.

En la noche, todos pasan un tiempo agradable con sus familias. Memín y Eufrosina van al cine. Carlangas invita a Isabel a un restaurante, donde le dice que llamó para saludar a su abuela, pero ella volvió a mostrarse irritable y seca, a lo que su madre atribuye al puro egoísmo. Ernestillo y su padre comen en la calle, mientras él le comenta que en cuanto tenga trabajo y dinero, pagarán una mejor tumba para su madre (conformense con que no se encuentre en una fosa común).
Debería seguir con lo de Ricardo, pero como ese ya es el preámbulo del siguiente episodio, será para la próxima. Solo hay que decir que, además de introducir al personaje de Trifón, que continuamente servirá para mostrar el lado oscuro de Memín, aquí se ve la muestra más completa del Día de las Madres, una fecha que celebrarán con regularidad sin haber llegado al termino del sexto año. Es fascinante como transcurre el tiempo de esta realidad sin que logren pasar al año siguiente. Es eso o la necesidad de acentuar la importancia del Día de las Madres, que especialmente en México tiene mucha popularidad, siendo un rasgo característico que puede encarnarse en la revista.

1 comentario:

  1. Como vueia el tiempo, cuando paso todo lo de Carlos enfermo eran las vacaciones de verano y acaba con el dia de las madres, que es el 10 de mayo. Prácticamente se brincaron casi un año de trama.

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