domingo, 9 de agosto de 2009

Memín Pinguín #176-181

Memín y Eufrosina regresan a México, no sin antes enfrentar un intento de robo. Los amigos de Memín se preparan para recibirlo, pero tienen problemas cuando él no les indica ni la fecha ni la hora.

A bordo del tren, Memín y Eufrosina se relajan, comiendo unas tortas. Al llamar la atención de los demás pasajeros, a Memín se le ocurre repartírselas. El conductor se acerca, tratando de quitar a Eufrosina de su asiento, para volverlo cama, pero como no sabe ingles, ella no entiende, imaginando que trata de pedir los boletos. Memín ignora eso y lo golpea, creyendo que se está aprovechando. Una pasajera que habla español les hace comprender la intención, y ya después los dos se acomodan en su improvisada cama. Eufrosina cuenta el dinero obtenido con el trabajo efectuado, ignorando que alguien los espía entre las cortinas. Guardando el dinero bajo la almohada, se disponen a dormir. Una mano con un tatuaje con figura de bailarina hawaiana se estira desde arriba para introducirse en la almohada, robando su ganancia discretamente. Memín consigue verla tras haber despertado de una pesadilla con el científico loco, y grita para despertar a Eufrosina. El ladrón ya se ido, y se ponen a revisar a los demás pasajeros, perturbando su sueño y su intimidad. Eufrosina llora con amargura, habiendo perdido el fruto de sus esfuerzos, ahora más pobres porque no tienen dinero para pagar el viaje de regreso. Memín recurre a la señora que les ayudó antes, para que hable con el personal y sepan quien ocupaba la cama de arriba en donde estaba el ladrón. Resulta que no la tenían asignada a ningún pasajero en particular, por lo que quedan en las mismas. Vuelven a acostarse, consolándose mutuamente al recordar que por lo menos están juntos, después de tantos predicamentos que pasaron. A la mañana siguiente, pasan al comedor a desayunar, empeñando el anillo que Javier le obsequió a Memín. Entre los demás comensales, estaba el ladrón, observándolos con disimulo. Reconociéndolo por el tatuaje en su mano, Memín da voz de alarma para que lo agarren, pero como la mayoría de los pasajeros no sabe español, no se les ocurre hacer nada. El ladrón sale corriendo y Memín lo persigue. Eufrosina se une a la persecución, viendo como Memín y el ladrón caen del tren. Como Memín cae encima del cuerpo del ladrón, no se lastima tanto, y se apresura a esculcar sus ropas, recuperando el dinero robado. Termina de descontarle estrellando una roca en su cabeza, pero al ver que el tren lo está dejando atrás, corre desesperado para alcanzarlo. Eufrosina está angustiada, y no duda en detener el tren, jalando el cable de alarma. Así, Memín puede regresar, y luego los dos son regañados fuertemente por los empleados. Como no entienden ingles, les tiene sin cuidado. Ya de vuelta en sus asientos, hacen un solemne pacto para que nada más les impida regresar juntos a México. Vuelven a Nueva York, queriendo aprovechar para visitar a los amigos que hicieron durante su primera incursión. Dan la primera parada en la casa de Silvia, logrando que hasta los inviten a comer. Los padres de Silvia ofrecen a Eufrosina trabajo para que se quede un tiempo, con la posibilidad de que Memín pueda hasta ir la escuela. Como a él ya le anda por volver, deja salir comentarios que hagan ver que Eufrosina no está muy bien de salud y que seria mejor que volvieran cuando ella se haya recuperado. En cuanto se despiden, Eufrosina se desquita con Memín por andarla poniendo como una mujer enfermiza, y él le recuerda su promesa de regresar. Pasan a visitar a Armando con su nueva familia, teniendo otra reunión feliz al ver Memín cuanto ha progresado la situación de su amigo. Éste le regala algunas ropas en agradecimiento, que es otro conjunto medio elegante adornado con un sombrero irregular. Los padres adoptivos de Armando ofrecen también un trabaja a desempeñar si se queda ahí, y sin que Memín pierda clases. Nuevamente, el negrito interviene, excusando que Eufrosina tiene un tumor y que deben operarla porque luego se aloca y rompe las cosas. Al despedirse, ella vuelve a desquitarse por volver a difamar su imagen para que mueva a la lastima, y Memín insiste en que respete su pacto y no se deje llevar por más “ofertas”. Ella acaba dándole la razón.
Memín envía un telegrama a sus amigos para anunciar que pronto estará de vuelta. Ignorando como funcionan los telegramas, acaba escribiendo una carta muy larga, lo cual le saldría bien caro, pero como le explican que lo normal es utilizar un máximo de diez palabras para el mínimo precio, cambia de mensaje. Le queda uno muy vago en que no menciona exactamente cuando volverá. Sus amigos están pensando en él, echándolo de menos. Cuando Ernestillo va con Ricardo a la carpintería, su padre le entrega el telegrama de Memín, y luego lo muestran al señor Arcaraz, muy confundidos por el vago mensaje que les mandó. Así, los tres amigos esperan recibirlo, atendiendo las horarios de llegada en estaciones de camiones, trenes, y hasta el aeropuerto, pero en ninguno consiguen ver bajar a Memín. Acaban cansándose, suponiendo que pudo haberlos vacilado, pero Ernestillo no lo cree capaz de algo así, insinuando que algo pudo haberle ocurrido.
Finalmente, Memín y Eufrosina están de regreso. Al bajar del ferrocarril, vislumbran mariachis y fotógrafos, creyendo que son el comité de bienvenida, pero en realidad, estos venían a recibir a un embajador. Marchan rumbo a casa, con Memín lamentando la ausencia de sus amigos, decepcionado porque no estuvieran esperándolo. De vuelta en el barrio, Eufrosina les cuenta a las vecinas las cosas por las que pasaron. Él se aburre y sale para pasarse por el callejón, aun deprimido. Ahí se encuentran sus amigos, sentados en la banqueta, y con sus ropas nuevas, tardan en reconocerlo. Al verlos, Memín decide pasar en forma presumida para demostrarles su desprecio, alzando la cabeza de tal modo que no ve una alcantarilla abierta y se cae. Ellos se introducen en ella para ayudarlo, explicándole que no fueron a recibirlo porque no les dio indicaciones específicas. Luego deciden hacer una pirámide para salir, poniendo a Memín como base, a lo que él protesta, ya que está chaparro y lo toma como un abuso. Una persecución que implica policías y ladrones tiene lugar, y su pirámide se derriba sin que ninguno logre salir. Una vez que los policías apresan a los criminales, los ayudan a salir, pero como a Memín le toca primero, es absorbido por una barredora que iba pasando. Cuando están todos en la superficie, presienten que Memín fue desintegrado por la barredora. Van a hacérselo saber al conductor, que al revisar, encuentra a Memín, entre un montón de basura. Lo sacan, confirmando que está ileso, y cuando éste recupera la conciencia, al verse lleno de porquería, con su traje nuevo arruinado, procede a golpearlos a los tres, alejándose de ellos.
Aunque a ellos les da coraje por ser tan caprichoso, lo siguen y lo abrazan, disculpándose de nuevo por no haberlo recibido debidamente. Ya los cuatro amigos contentados, van a casa de Ricardo para bañarse. Ofrecen lavar la ropa de Memín y plancharla, para que Eufrosina no sepa lo que le ocurrió. Pero al ponérsela, resulta que se ha encogido, aunque ellos lo consuelan con que a lo mejor no le dará importancia.
Eufrosina traslada sus cosas a una casa mejor, dialogando con la vecina que le hizo el favor de cuidárselas mientras estaban fuera. Éste empieza a criticar los defectos físicos Memín, señalando que nunca crecerá ni le saldrá cabello, consiguiendo contrariar a Eufrosina, casi a punto de pelear, pero acaba mandándola al diablo una vez que acuerda pagarle lo convenido más adelante. Los amigos de Memín tocan a la puerta, tardando en explicarle la ausencia de su hijo no ande por ahí, dejando a Eufrosina angustiarse y suponer lo peor. Por fin sale Memín luciendo el lamentable estado de su traje, pero Eufrosina está demasiado aliviada como para molestarse y los pasa al comedor a todos.Memín narra a su manera por todas las experiencias que vivieron y padecieron, que sus amigos no podrían creer, si no fuera por el respaldo de Eufrosina. Ella cambia el tema, preguntando por la madre de Carlangas, pero en eso ya se centrará la siguiente secuencia, anunciando el regreso de viejos personajes.

5 comentarios:

  1. Muchas gracias por darte el gran trabajo de redactar y publicar cada capitulo de Memin Pinguin que haz puesto en este blog. Soy seguidor de Memin desde niño(cuando las paginas de la revista eran color sepia y no en colores como ahora), pero en mi país (Perú) solo vendieron la revista hasta el episodio 174, y siempre pensé que era el episodio final, hasta encontré este blog y me di con la sorpresa de que eran muchos mas números. Ahora gracias a tu aporte podre seguir gozando con las aventuras de Memin, después de tanto tiempo, aunque no sea con la revista en si, pero con el genial resumen que haces basta para trasladarme al mundo de Memin y su sano humor que siempre compartí con mi familia. Sin nada mas que añadir me despide hasta otra oportunidad.

    Respetuosamente,
    Habi

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    1. De nada, me alegra poder ayudar a revivir el pasado y cerrar los episodios inconclusos.

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  2. Hola Yo tambien te agradezco por tomarte el tiempo en narrar la historia que bonita coleccion la tuya te envidio yo acaso he de tener una cuarta parte y como bien dices muchos capitulos inconclusos. Con esto aprendi a leer de verdad muchiiiiiisiimas gracias no se de donde seas pero si en alguna ocasion pudieramos escribirnos me daria mucho gusto.

    Att. Saul Monfil O.
    Xalapa, Ver.

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    1. Por mi encantado. Creo que estoy bastante lejos pero puedes sentirte libre de escribir al correo antifarsh@live.com.mx y ya vemos.

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  3. Saludos Gracias por hacernos recordar nuestra infancia con este tipo de series........
    Quisiera saber como las puedo descargar o ver toda la siere

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