martes, 9 de agosto de 2011

Lágrimas, Risas y Amor #138-163

Carne de Ébano: Primera Parte

Capítulos 1-26

Para celebrar que hemos terminado (lo mejor que pudimos) con este blog de Memìn, como una presentación especial les ofreceré algo diferente, sin relación directa, pero que quizás puedan encontrar de su interés. Y esto es ni más ni menos que una de las clásicas historias de Lágrimas, Risas y Amor.
Para quienes no lo sepan (¿aunque como no van a saberlo? conocer a Memìn y no saber nada sobre Lagrimas…es inconcebible), Lagrimas, Risas y Amor fue una de las publicaciones que junto con Memìn, forjan algunas de las mejores pruducciones argumentales de Yolanda Vargas Dulchè. Una revista igualmente clásica en la que nacen historias inolvidables que han sido adaptadas una y otra vez, inspirando otras a su vez, entre las que se cuentan María Isabel, Rubí, Gabriel y Gabriela, El Pecado de Oyuki, Yesenia, y muchas más.
Cuando Memìn Pinguìn a colores fue relanzado al mercado, al poco rato, Vid hizo lo mismo con la revista clásica que le seguía en popularidad, la cual es, por supuesto, Lagrimas, Risas y Amor, siendo apenas el principio (bueno, a partir de entonces relanzaron muchos otros clásicos pero casi ninguno tuvo éxito y al final Lagrimas y Memin eran todo lo que quedaba).
El primer relanzamiento de Lagrimas, Risas y Amor presentó las historias: María Isabel (todo mundo debe conocer esta historia, no me hagan decir de que trata), Encrucijada (un titulo que cobra sentido hasta el final presentando el caso de una joven que debe decidir entre dos amores significativos en su vida), Vagabundo (una de las escasas historias protagonizadas por un hombre, cuyas vivencias llevan a pasar una experiencia semithriller), Gabriel y Gabriela (otro clásico importante sobre una joven que se complica la vida haciéndose pasar por hombre para olvidar sus penas de amor), Noche (historia de una mujer que atribuye sus penas a la noche, aunque el reconocimiento especial de ésta seria es su desperdicio masivo de subtramas y mal manejo de personajes y situaciones, parecía que improvisaban a cada número, Doña Yolanda ya perdía su toque para este punto), Carne de Ébano (la que hemos elegido para esta ocasión), Paloma (de Guillermo de la Parra, una historia muy cruda, medio parodiatica con giros muy bruscos), Un pasado que vuelve (autor desconocido, ni vale la pena mencionar su contenido), Fernando, Orlando y Fabiola (otra de Doña Yolanda, un tanto breve), y rematan con una repetición de María Isabel (no la terminan, la revista es cancelada).
Al poco rato de salir la revista, se decidió publicar otra titulada Lo Mejor de Lagrimas, Risas y Amor, cuya intención inicial era “modernizar” con otro estilo de dibujo y colores los clásicos, pero sólo la primera historia, Ladronzuela (también de Doña Yolanda), recibió este trato (o eso se piensa, es probable que perdieran el material original y no les quedará de otra que rehacer toda la historia). Ya las siguientes (todas en su original color sepia) fueron: Umbral (la confrontación de un medico con la encarnación de la muerte, una historia excelente aunque algo corta), Rarotonga (la mejor historia de Guillermo de la Parra sobre una pasión inspirada por una mítica mujer de la selva, sin embargo, originalmente habían anunciado El Atardecer de Ana Luisa, otra de Doña Yolanda, mas nunca explicaron el porque de la sustitución ni volvieron a publicar esa), ¿Quién? (el caos de una mujer amnésica que al cambiar a una nueva vida, al encontrarla su pasado, se desvive entre dos amores), El Canalla (otra de Guillermo de la Parra, historia sobre un celebre criminal que en realidad tenia un corazón de oro), y Mi Prima Daniela (autor desconocido, pésima trama que conllevó a la cancelación de la revista), que no logró completarse.
Aprovechando el éxito de la telenovela Rubí, oportunamente, Vid lanzó Clásicos de Lagrimas, Risas y Amor, compilaciones que en tres tomos cubrieron ese clásico. Sin embargo, todos los que siguieron, fueron descarados encuadernados de la primera revista (seis ediciones por cada tomo), y publicaron de estos hasta Carne de Ébano (supongo que hasta aquí les llegó lo mejor de la revista).
Algunos años después, lanzaron Colección Yolanda Vargas Dulchè, cuyo fin se limitaba a presentar más de sus inolvidables clásicos, pero únicamente nos dieron El Pecado de Oyuki (dicho “pecado”, del punto de visto de los demás, es el haberse casado con un extranjero), Yesenia (una gitana enredándose con un militar, otro amor prohibido) y Casandra (similar). También hubo después tomos compilatorios de éstos, pero no completaron el material correspondiente de Yesenia, quedandose cortos.
Una por una, todas estas publicaciones se fueron congelando, y hoy en día, no queda nada, dejando finalmente sólo a Memìn en sus dos (o tres) presentaciones como la única revista original y regular de Editorial Vid.
Carne de Ébano (en sus ediciones originales, consiste en dos historias continuas tituladas Sangre Esclava y Bogar, el Hijo de Yama), es una de las historias más representativas donde el tema no es el romance en si, sino el recuerdo de una lucha por la justicia y la igualdad a través de una revisión de casos y situaciones que se ubican antes y durante la Guerra Civil. Doña Yolanda se aventó un diez con esta inspiradora y conmovedora historia que nos recuerda un tema tan controversial (que mejor ni lo tocamos) que pone a uno a pensar.
Dicho suficiente, a continuación les presentamos una versión resumida para poder darles, al menos una muestra, de Lágrimas, Risas y Amor (después de todo, no podría hacer un blog temático de esto, el material es muy limitado para que valga la pena):

La historia comienza en la época en que la esclavitud era legal en Estados Unidos, presentando a dos hacendados cuyo trato hacia los esclavos negros era muy distinto. El primero es Paul Smith, quien junto con su esposa, Leonora, se aseguran de que sus esclavos vivan felices y contentos. En contraste, el socio de negocios de Paul, Charles Britz, es un hombre cruel y despiadado que sólo sabe tratar a sus esclavos peor que a los perros, convencido de que así trabajan mejor. Entre los esclavos de los Smith, se encuentra principalmente una joven mulata, Yama, destacando por su belleza y fuerte carácter. Vive un romance con Aladar, uno de los esclavos de Britz, el cual no disimulan ante los Smith, que lo aprueban abiertamente, compadeciéndose de ellos por las pocas cosas que tienen permitido disfrutar.
Un día, mientras se realizan los preparativos para celebrar el cumpleaños de Leonora, Nieves, una negrita traviesa e inquieta que es muy apegada a ella, convence a Yama de acompañarla a recolectar flores en los campos que son propiedad de Britz. El hombre descubre a la niña y antes de poder castigarla, Yama interviene y ofrece que le pegue a ella en su lugar. Cautivado por la belleza y actitud de la chica, Britz se abstiene de hacerlo, y en vez de eso, intenta aprovecharse pero ella, pero le muerde la mano y echa a correr.
Durante la fiesta de Leonora, Britz se encuentra entre los invitados, no olvidando su orgullo herido por el desprecio de la esclava. Yama es forzada a atenderlo con la misma cordialidad que los demás, dando pie a una confrontación disimulada, provocando que sus desplantes atraigan aun más a Britz. Éste pide charlar con Paul a solas, usando un ilógico argumento de cambiar de parecer sobre su trato a los esclavos, pidiéndole la venta de algunos suyos, como Yama (o más bien sólo Yama), para ser más comprensivo al tratarse de esclavos de confianza. Paul prometió nunca vender a sus esclavos pero como Britz le insiste, propone pedírselo directamente a Yama, y darle a ella el dinero de la venta. Por supuesto, Yama se rehúsa rotundamente, tomándose la libertad de ponerse altiva. Britz se enfurece, desquitándose con Paul, echándole la culpa de esa humillación y prometiéndole que lo pagará muy caro. Paul comprende de inmediato a que se refiere y lo comunica a Leonora, ya que todo el tiempo se fió de la “palabra de comerciante” de Britz sobre los títulos de propiedad de unas tierras que le estuvo pagando por años, los cuales éste nunca le firmó, pudiendo ordenar el embargo en el momento que se le antoje.
Pronto, Britz visita la hacienda de Paul, acompañado por su abogado y el fiscal de distrito, para estrecharle más la soga al cuello. Paul toma una pistola, con intenciones de acabar con ese canalla, provocando un momento de tensión, pero Leonora lo detiene antes de cometer una barbaridad. Britz pasa por alto el incidente pero le da a Paul una oportunidad de conservar sus territorios, a cambio de venderle a Yama, y para terminar de cubrir la cuota, también a Nieves y a Bernabé, un esclavo anciano de los más fieles de Paul. Viéndose con las manos atadas, Paul discute con su mujer sobre lo que debe hacer. Nieves espiaba y se entera de todo, informando a Yama y a Tía Reka, la esposa de Bernabé. Yama decide que los Smith han sido muy buenos con ellos y no merecen perderlo todo, hablando con ellos en nombre de los demás, aceptando que los vendan para corresponder al afecto que les expresaron durante tantos años a su servicio.
Habiendo tomado la resolución, Paul envía a Bernabé, que es el único que no sabe nada, a la hacienda de Britz, con su respuesta. Britz aprovecha para humillar al anciano como una probada de lo que le espera. Aladar se entera de todo y acompaña a escondidas a Bernabé para poder hablar con Yama, temiendo por lo que le deparé al servicio de un amo tan cruel.
Tiene lugar la conmovedora despedida de los Smith. Yama y Bernabé parten a la hacienda de Britz, pero Nieves, bajo circunstancias desconocidas, muere ahogada en el rio, para alivio de Leonora, creyendo que fue un acto piadoso de Dios para que no sufriera con Britz.
Yama y Bernabé se unen a los esclavos de Britz pero a ella la quiere poner a trabajar en la casa. Yama declara que no le importa donde trabaje, irritando a Britz de tal modo que la deja laborando en el campo, bajo la supervisión del látigo. Soportando la nueva rutina, Yama sólo encuentra alivio por las noches, escapándose para reunirse con Aladar. Britz casi los descubre en una ocasión, quedando sola Yama para enfrentarlo, dándole una bofetada cuando él le pide que por un momento olviden sus papeles de amo y esclava.
Al día siguiente, Christian, una anciana esclava, muere durante las horas de trabajo, dejándole a Yama un cuchillo con el que pensaba matar a Britz cuando tuviera la oportunidad, instigándola a hacer lo mismo. El capataz arremete contra su cadáver para “reanimarla”, enfureciendo a Yama ante tal injusticia. La mulata se apodera de su látigo y lo golpea varias veces con éste a su vez, descargando todo su odio por los abusos de los blancos.
Tras azotarlo hasta cansarse, intenta huir hacia la selva, pero no tardan en alcanzarla y el capataz se ensaña con ella para vengar la humillación. La llevan ante Britz, quien pensaba castigar a la esclava que se rebeló, pero al ver que se trata de Yama, se angustia y trata de explicarle la gravedad de su falta. A Yama le vale y Britz deja más en claro que nunca la pasión que ha despertado en él. Aunque la mulata sigue despreciándolo, la pone a trabajar en la casa para que no vuelvan a lastimarla.
Yama se acostumbra a su nueva rutina en la casa de Britz, pero al poco tiempo recibe una propuesta un tanto indecorosa de éste, indignándose más. Aladar sospecha sobre la razón por la que él le da tan buen trato a Yama pero ella lo convence de que no es lo que se imagina, creyéndo prudente ocultar la verdad.
Bernabé se debilita durante el trabajo, ganándose una serie de azotes que de nada sirven para ponerlo de pie y lo envían a las mazmorras a que se “recupere”. Ahí, atestigua el cruel tormento que le hacen a uno de sus compañeros, Saúl, encadenado y privado de líquidos que sacien su sed, todavía empeorando la situación al obligarlo a él a comer y tomar agua enfrente de él. Poco después, Bernabé es victima de una severa fiebre y todo indica que su estado es terminal, por lo que lo envían al granero a que termine de agonizar. Aladar lo descubre y Bernabé le pide traer a Yama para que envíe de su parte un mensaje final a Reka. Yama soborna al guardia y contempla los últimos momentos de Bernabé, lamentando su muerte (mas nunca se ve que haga llegar su mensaje). Su odio hacia Britz retoma fuerzas y le muestra a Aladar el cuchillo con que lo matará, pero él lo convence de que desista de esa idea y acaba arrojándolo al rio.
En la hacienda de los Smith, Paul y Leonora le informan a Reka de la muerte de su esposo, y por supuesto que ella lo toma muy mal (y es la ultima vez que veremos algo de estos personajes, no reaparecen ni vuelven a ser mencionados por el resto de la historia).
Britz sigue suspirando por Yama y finalmente le confiesa sus sentimientos, pero ella lo rechaza. Empeñado en conquistarla, le compra mucha ropa fina que le deja en su habitación, yéndose por la idea de que por ser mujer, no podrá resistir el probárselas si cree que está sola. Siguiendo el estereotipo sexista (recordemos que esta es una época muy anticuada y casi siempre, las historias de Doña Yolanda son anticuadas), Yama se prueba la ropa, sintiéndose humillada al descubrir que Britz la observa. Ella se encierra en su habitación y le devuelve toda la ropa, rehusándose a recibir regalos de su parte. Ante el desprecio, Britz se desquita ensañándose con los esclavos más que nunca, pero para Aladar ya es evidente su amor por Yama, al percatarse del cambio en su semblante al divisarla en la distancia. Busca a Yama para reclamárselo y ella le explica como son las cosas, para que no se preocupe, aprovechando esa pasión de Britz para despreciarlo y así vengar todas las transgresiones que él ha cometido contra su raza.
Para olvidarse de Yama, Britz se echa la parranda de su vida, pero no logra quitársela de la cabeza. Al regresar a la hacienda, afectado por el alcohol, decide que ha llegado el momento de exigir sus “derechos” y golpea la puerta de la habitación de Yama. Aladar no resiste más y lo pone en su lugar, golpeándolo y dejándolo tendido.
Yama impide que lo remate y sabiendo el castigo que les espera, deciden escapar, huyendo al monte. Britz se repone, ofreciendo una recompensa para que los capturen y se los traigan con vida.
Aladar roba un rifle que les sirve para defenderse contra sus perseguidores, aprovechando la oscuridad, hiriendo a uno y matando a uno de los sabuesos que llevaban. La pareja se esconde en una cueva, donde se ponen a rezar y mientras duermen, tiene lugar una aparición celestial que los conforta por un momento.
Al despertar, uno de los perros entra en la cueva y lucha a muerte con Aladar. Los perseguidores los cercan, obligándolos a rendirse y los llevan de vuelta a la hacienda de Britz. Aladar es enviado al calabozo de los castigos mientras que Yama debe compadecer ante Britz, que sólo se preocupaba de que algo le pasara. Britz persiste en demostrarle su amor, ofreciéndole quedarse con él, rebajándose demasiado al perder todo su orgullo, pero Yama le demuestra que siempre lo odiará, declarando que Aladar es el único hombre al que ama y amará. Britz se da por vencido y le ofrece los títulos de propiedad de ella y de Aladar para dejarlos en libertad, pero a cambio, ella tendrá que permitirle descargar toda su pasión. Yama se niega y sale de ahí, pero no tarda en escuchar los gritos de Aladar, cuya tortura aplicada en el “garrote” ya ha comenzado, por ordenes del rencoroso Britz. Yama corre a su lado pero no le permiten el paso. Informan a Britz de su perseverancia y éste autoriza que la dejen entrar, incrementando el nivel de tortura en su presencia para presionarla.
Yama no soporta el sufrimiento de su amado, resignándose finalmente, regresando con Britz para entregarse y así suspendan la tortura (por cierto, esta clase de escenas intimas casi siempre ocurren fuera de cuadro, en especial en las historias escritas por Doña Yolanda, su estilo narrativo es muy pudoroso). Habiendo sacrificado su honra, Yama vuelve con Aladar, pero es demasiado tarde, ya que éste ha sucumbido al severo daño del aparato de tortura. Los guardias respetan su dolor y Yama llora amargamente, para al rato marcharse de la hacienda, sin entusiasmo, internándose en la selva para seguir adelante con su nueva vida en libertad.

Metidas de pata y baches en la historia:
• Al principio, cambiaban el nombre de Leonora a Leonor, como si no pudieran decidirse (ambos son validos de todas maneras).
• Repiten la misma línea del narrador del Capitulo 1 donde describe como los ojos de Britz reflejan la perversidad de su alma, ya por el Capitulo 2. La diferencia es que en la primera escena lo ponían cuando estaba castigando injustamente a Aladar, y en la segundo, sólo estaba leyendo un libro bajo un árbol. ¿Qué tratan de decir? ¿Qué leer es de malvados?
• Cuando Bernabé expresa a Aladar su pesar porque los Smith lo vendan, éste los excusa pensando que hubo alguna mala jugada por parte de su amo, Britz, pero cuando el mismo Aladar habla con Yama, ahora él anda insinuando que los Smith son como todos los blancos, y ella es quien tiene que justificarlos.
• No se da ningún detalle de las circunstancias que llevaron a la muerte de Nieves. Y aun si fue lo mejor que una vida de esclavitud ante un amo tan cruel, la rápida resolución de Leonora para lamentar menos su partida se siente algo exagerada.
• Repiten más de lo necesario la escena de Britz suplicando a Yama entre el final del Capitulo 12, y en el Capitulo 13 (sólo se repite en la parte de breve resumen del anterior, pero aquí lo repitieron todavía después de eso).
• La muerta de Aladar conmociona tanto a Yama que deja caer al suelo los papeles de libertad de ambos. Sin embargo, en la continuación de la historia, se entiende que ella aun los tiene en su poder (si no, no podría comprobar que es “libre”). ¿Qué hizo? ¿Acaso a medio camino se dio la vuelta y le pidió a Britz que se los devolviera? No creo que le haya convenido en nada, aunque él ya no tuviera nada con que sobornarla…

3 comentarios:

  1. hola esta muy buena pero no hay como en la revista me agradaría mucho presentaras ¿QUIEN? ya que yo la leí cuando era niño y hasta el día de hoy la recuerdo mucho de casualidad podrían informarme donde puedo conseguir la serie en revista,gracias.

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    1. Que tal. No tengo idea de donde conseguir ese material aunque sí tenga en mis manos parte de las reimpresiones que se pusieron de moda con las de Memín, con la diferencia de que no tuvieron éxito y ¿Quien? en particular se canceló al poco tiempo, poco menos de 20 ediciones. Con todo y que son ejemplares interesantes no estoy seguro de tener inspiración para tratar el tema, pero lo consideraré (no prometo de nada, como verás ya andaba retirado de este blog desde hace años).

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  2. hola esta muy buena pero no hay como en la revista me agradaría mucho presentaras ¿QUIEN? ya que yo la leí cuando era niño y hasta el día de hoy la recuerdo mucho de casualidad podrían informarme donde puedo conseguir la serie en revista,gracias.

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