Memín y sus amigos son seleccionados para el equipo de futbol de su escuela y tienen su primer partido. Incidente breve pero interesante.
El maestro Romero informa que la escuela formará un equipo de futbol y sus cuatro alumnos predilectos son bienvenidos a ingresar. Memín se entusiasma con la idea, haciéndose llamar el “Pelé mexicano”, adelantandose a la fama. Les comunica la fecha del primer partido, para que se vayan preparando. Memín corre a darle la noticia a Eufrosina, mencionando como se van a realizar las “limpiadas”, que él supone algún evento en que se pondrán a limpiar las calles (dado a que en ningún momento Romero mencionó algo sobre las Olimpiadas, es de suponerse que Memín estaba haciéndoles promoción dentro de la revista, ya que al parecer, en su versión anterior, aquel debió ser el año en el país sirvió de anfitrión a las mismas). Ya luego, suelta que el entrará al equipo de futbol como una preparación para las mismas (¿de aquí a cuantos años?), y Eufrosina ofrece alimentarlo con vegetales para darle fuerza. Inician los entrenamientos y Carlangas es nombrado capitán, escogiendo a los otros con que jugarán. Trifón se acerca y Memín sugiera utilizarlo como balón, y pronto le llueven coscorrones de sus amigos. En realidad el gordito sólo había ido a verlos, y al terminar, alaba a Memín como el mejor jugador, consiguiendo que éste al fin se percate de su “inteligencia” por haberlo notado. Días después, ya están probándose sus uniformes, y en el caso de Memín, Eufrosina tuvo que confeccionarlo porque ninguno le quedaba.
Llega el día del partido. Al examinar a sus oponentes, van acordando su estrategia de juego, indicando a Memín que se ocupe de no perder de vista a uno especialmente fornido y él ya está sacandole, pero lo convencen de quedarse.Apenas inicia el juego, Memín ve como hacerse con el balón. Al conseguirlo, corre sin darse cuenta que va hacia su propia portería, en la que Ernestillo sirve de portero, y anota un autogol sin saberlo. Lo celebra, ingenuamente, hasta que le hacen ver lo que eso significa.
El profesor Romero los felicita a todos, incluyendo a Memín, admitiendo que a pesar de su equivocación, no estuvo nada mal su táctica.
Días después, Ernestillo solicita la ayuda del maestro para poner en marcha su idea de renovar la carpintería, con el dinero que le dieron por la hacienda, esperando con su guía encontrar los materiales y equipo necesarios, y éste acepta de buen agrado.
Carlangas compra un abrigo de invierno para su madre con el dinero de las chivas, lamentando no haberle alcanzado para uno de piel (¡que bonito! animales tienen que morir para hacerlos tan caros) y ella se lo agradece, emocionada por el gesto, aunque dice estar suficientemente abrigada por su cariño.
Memín exhibe a Eufrosina la lavadora que le compró, argumentando que con ella, no tendrá que hacer prácticamente nada fuera de echar y colgar la ropa. Ella no parece muy dispuesta a probar el aparato al no comprender los avances tecnológicos en el negocio de la lavada, pero toma en cuenta su intención.
Ernestillo ha cumplido su objetivo de transformar la carpintería y Ricardo se decide a comprar una nueva motoneta.
Y aquí se detiene todo, un incidente fugaz que sigue unos pendientes, apuntando a Ricardo como protagonista del próximo drama.
El maestro Romero informa que la escuela formará un equipo de futbol y sus cuatro alumnos predilectos son bienvenidos a ingresar. Memín se entusiasma con la idea, haciéndose llamar el “Pelé mexicano”, adelantandose a la fama. Les comunica la fecha del primer partido, para que se vayan preparando. Memín corre a darle la noticia a Eufrosina, mencionando como se van a realizar las “limpiadas”, que él supone algún evento en que se pondrán a limpiar las calles (dado a que en ningún momento Romero mencionó algo sobre las Olimpiadas, es de suponerse que Memín estaba haciéndoles promoción dentro de la revista, ya que al parecer, en su versión anterior, aquel debió ser el año en el país sirvió de anfitrión a las mismas). Ya luego, suelta que el entrará al equipo de futbol como una preparación para las mismas (¿de aquí a cuantos años?), y Eufrosina ofrece alimentarlo con vegetales para darle fuerza. Inician los entrenamientos y Carlangas es nombrado capitán, escogiendo a los otros con que jugarán. Trifón se acerca y Memín sugiera utilizarlo como balón, y pronto le llueven coscorrones de sus amigos. En realidad el gordito sólo había ido a verlos, y al terminar, alaba a Memín como el mejor jugador, consiguiendo que éste al fin se percate de su “inteligencia” por haberlo notado. Días después, ya están probándose sus uniformes, y en el caso de Memín, Eufrosina tuvo que confeccionarlo porque ninguno le quedaba.
Llega el día del partido. Al examinar a sus oponentes, van acordando su estrategia de juego, indicando a Memín que se ocupe de no perder de vista a uno especialmente fornido y él ya está sacandole, pero lo convencen de quedarse.Apenas inicia el juego, Memín ve como hacerse con el balón. Al conseguirlo, corre sin darse cuenta que va hacia su propia portería, en la que Ernestillo sirve de portero, y anota un autogol sin saberlo. Lo celebra, ingenuamente, hasta que le hacen ver lo que eso significa.
El juego continúa y Memín es presionado de nuevo con cubrir a aquel jugador del otro equipo, pero en su intento, recibe el balón en plena cara y es derribado.
Carlangas y otro jugador anotan los goles que les dan la victoria, terminando el partido tan rápido como empezó. Memín es felicitado por Trifón, que fue el único que aplaudió ante su autogol, sin saber porque, pero el negrito replica que a los demás los mueve la envidia. El profesor Romero los felicita a todos, incluyendo a Memín, admitiendo que a pesar de su equivocación, no estuvo nada mal su táctica.
Días después, Ernestillo solicita la ayuda del maestro para poner en marcha su idea de renovar la carpintería, con el dinero que le dieron por la hacienda, esperando con su guía encontrar los materiales y equipo necesarios, y éste acepta de buen agrado.
Carlangas compra un abrigo de invierno para su madre con el dinero de las chivas, lamentando no haberle alcanzado para uno de piel (¡que bonito! animales tienen que morir para hacerlos tan caros) y ella se lo agradece, emocionada por el gesto, aunque dice estar suficientemente abrigada por su cariño.
Memín exhibe a Eufrosina la lavadora que le compró, argumentando que con ella, no tendrá que hacer prácticamente nada fuera de echar y colgar la ropa. Ella no parece muy dispuesta a probar el aparato al no comprender los avances tecnológicos en el negocio de la lavada, pero toma en cuenta su intención.
Ernestillo ha cumplido su objetivo de transformar la carpintería y Ricardo se decide a comprar una nueva motoneta.
Y aquí se detiene todo, un incidente fugaz que sigue unos pendientes, apuntando a Ricardo como protagonista del próximo drama.
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