martes, 29 de junio de 2010

Memín Pinguín #397-400

Memín y Ernestillo son reprobados en su examen final, y en un muy tonto intento de superar ese fracaso, creen haber encontrado petróleo que solucionará sus problemas. Una absurdez tras otra.

Habiendo terminado aquello de los aretes y el pepenador asesino, salen con que olvidaron estudiar para el examen final. Ricardo sugiere pasarles las respuestas a sus amigos (pero él estuvo con ellos todo el tiempo ¿no se supone que él tampoco estudió? ya que habla de pasárselas, no de que hagan trampa los cuatro juntos), que aunque sea un acto reprobable, es una emergencia muy justificable. Memín es el primero en protestar ante tal sugerencia, por lo que nos hace creer que tiene conciencia, pero en realidad es porque no quiere que después Ricardo les restriegue en la cara que pasaron gracias a él. Carlangas y Ernestillo declinan el ofrecimiento, prefiriendo arriesgarse, no importa que repitan el año. Eso hace que Memín le de por ponerse pesimista, pensando que Eufrosina lo echará de la casa si reprueba, y ahora si quiere que le pasen las respuestas, pero ahora los tres se rehúsan. Vuelve a su casa, quejándose y pateando una lata que le da a un señor. Éste lo corretea enojado y Memín invoca a “Santa Petra la callosa”. Por coincidencia, el hombre choca con una conocida que justamente se llama Petra, lo que Memín interpreta como una señal de la susodicha santidad y se compromete a traerle flores a su iglesia (pero como da la impresión de que ésta en una figura ficticia en dos sentidos, no creo que lo haga).
En la casa, Memín no quiere cenar, y Eufrosina supone que está enfermo, pero cuando dice que tiene que estudiar, ella ya anda agradeciendo a la Virgen por el “milagro”. Memín da inicio a la estudiada, pero decide echarse una siestecita de descanso, de la cual no despierta hasta la mañana siguiente. Por cierto, dijo que eran las siete cuando iba a empezar pero…. ¿no se supone que toda su aventura con los aretes duró hasta después de medianoche y todavía el tiempo que los retuvieron en la delegación? Estos descuidos del tiempo nomás para sacarse de la manga las siguientes secuencias en plan de dejar picado a uno).
Hay que señalar algunas graves incongruencias aquí. Primero, dado el tipo de la situación en que estuvieron y el hecho de que el maestro Romero es de lo más comprensivo, no tiene sentido que se preocupen tanto por no haber estudiado, ya que fácilmente tienen a los Arcaraz que confirmarían lo que ocurrió el día anterior, y que fue por una buena causa. Así que no tendría problemas para ponérselos otro día, por más final que fuera el mugre examen. Y otra cosa… ¡Se supone que están en sexto de primaria! Y que yo sepa, en las escuelas de gobierno, no hay más años después de sexto, por lo que una vez que terminan, es el adiós a la primaria. Pero el empeño del argumentista de dejarlos eternamente en ese curso como hacia Doña Yolanda es tal, que ni se emocionen, porque luego de vacaciones, volverán a sexto. Seria una mejoría que cambiaran el panorama a una secundaria para variar con nuevos personajes y todo, pero noooooo…
En la escuela, Memín está decaído por no haber podido estudiar nada y sus amigos se congracian con él. Llega la hora del examen y Memín empieza a hacerlo, viendo que hay cosas que sabe y otras que no. Ve preocupado a Ernestillo (no se supone que deban voltear durante la realización de un examen) y éste dice que no se sabe la respuesta a una pregunta que Memín si y se la pasa. Nunca nos dan una pista de que tanto hubo en este examen, sólo que es de matemáticas. Termina el tiempo y Memín pide dos horas más a Romero, pero no se le hace (me parece que esto mismo quería en los números ya muy clásicos, como que tardíamente el nuevo argumentista se puso a repasar los inicios de Memín creyendo que los lectores tenemos mala memoria o somos tan novatos como el o ella). A la salida, Ernestillo expresa su pesar por hacer trampa y Memín presume por haberle ayudado, confiado en que todo saldrá bien por haberse encomendado a Santa Petra la callosa. Después del recreo, dan los resultados (pues no es un examen final muy importante que digamos si el mismo día ya dan las calificaciones). Memín y Ernestillo son reprobados y….Es todo. Romero no les da ninguno de sus típicos discursos para que Memín le eche más ganas el próximo año ni expresa su decepción o extrañeza por el fallo de Ernestillo por ser el más aplicado y todo eso. Nada. En serio que no es el ejemplazo de educador que Doña Yolanda presentaba (no importa cuanto cheque el nuevo argumentista del pasado, nomás no sabe caracterizar bien a estos personajes, apenas a Memín aunque lo haga más sangrón de lo normal).
Carlangas y Ricardo si pasaron y lamentan el caso de sus amigos. Ernestillo le echa la culpa a Memín, pero él justifica que no sabía que les darían exámenes diferentes para prevenir precisamente la copiada. Sin más, cada quien se va para su casa. Memín teme por el castigo que Eufrosina le ponga y ya imagina que le dará con la tabla (con la que no le ha dado desde hace varios números), preocupado por eso más que en decepcionarla, así que cuando llega, alega que se suspendió el examen por el calor. Ella se lo traga y ya le anda ofreciendo pastel que hizo para celebrar que pasara año y Memín ni puede comer porque le remuerde la conciencia. A Ernestillo tampoco le va muy bien, su padre está tan decepcionado que no le permite que le ayude en la carpintería, mandándolo a la casa para luego castigarlo (¡se supone que él ya sabia que no estudió lo suficiente por haber estado ayudando a Memín! Y ahora que estamos eso… ¿Por qué rayos Ernestillo necesita que el negrito tarado le de un soplo en un examen de matemáticas? Por más poco que estudiara, es evidente que no es una fuente fiable por su ignorancia).
Nuevamente, Memín le reza a Santa Petra la callosa, esperando recibir una señal para encontrar una solución a su predicamento. La “respuesta” viene en la forma de un relámpago que derriba un árbol cercano desde la raíz. Memín cree que esa es la señal y sale poniendo un sombrero y chaquetón negros. Primero va con Ernestillo, tirando piedras a su ventana para llamar su atención, aunque acaba pegándole en la cabeza con una. Ernestillo no quiere saber nada y todavía Memín recordándole la “ayuda” que le dio. Memín dice que necesita de su asistencia para que Eufrosina no sepa que reprobó y Ernestillo acepta, sale después, vestido de negro de pies a cabeza y con equipo para cavar. So… ¿La idea de Memín (que no dice, pero así se entiende o la entendió Ernestillo que ahora no es muy listo como solía ser) es enterrar el examen? ¿No seria más fácil quemarlo? Como sea, el negrito arrastra a su amigo al boquete en el suelo que abriera el relámpago, creyendo que tiene un significado por venir de parte de Santa Petra. Un policía los divisa y siente que ha visto antes a Memín, pero él disimula y sin pensar que es muy raro que dos niños vestidos de negro anden en la calle tan tarde, se retira. Memín no quiere aclarar cuando conoció al tal policía, insinuando que le hizo pasar una calamidad por accidente (ni yo estoy seguro si es algún incidente insignificante que fácilmente se olvidó de una secuencia anterior o es algo que iban a explicar después y que el argumentista se le olvido). Como sea, Memín desciende al agujero y procede a excavar para enterrar el examen. Pero apenas ha clavado la pala, cuando se oye un sonido extraño. Memín se acerca más, ignorando las advertencias de Ernestillo, y luego está montado en un chorro de líquido oscuro. Cae el suelo y después le dice a su amigo que sus preocupaciones han terminado, acercándose para que detecte el olor del petróleo, lo que lógicamente, los convierte en millonarios (aunque se supone que la posesión del petróleo depende de si ellos son dueños de la propiedad en que fue descubierto, y ya que andan en una calle que no es la suya, pues…que tontos).
Ernestillo (gracias al nuevo argumentista) ahora es tan idiota que respalda a Memín en que si son ricos, ya no necesitan estudiar, lo que a mi parecer es un muy mal ejemplo estereotipado. Sugiere que vayan por un barril que tienen en la carpintería para llevarse el petróleo, pero antes, Memín quiere tapar la fuga que hizo en la tubería, pero cae de cabeza, quedando tan atontado, que despierta teniendo una de sus vividas y absurdas fantasías.
En el sueño, Memín se cayó en uno de sus pozos petroleros, ya que se ha convertido en todo un magnate, con sus tres amigos trabajando para él. Después de que le va cayendo el veinte, se pone a gritar y dar saltos de emoción. Más tarde, está en la oficina, pidiendo que traigan a Eufrosina, y como en la otra línea Carlangas trata de decirle que hay un inconveniente, el negrito le exige que cumpla su orden (tal vez quería decir que ella había muerto o estaba enferma pero como que ni le dejan terminar…). Parece que Carlangas no tiene intención de cumplir, y a Eufrosina ni le toca salir en esta secuencia. Más bien, se reúne con Ernestillo y Ricardo, revelando que los tres están hartos de la actitud de su patrón y se han confabulado para sacarlo de escena y quedarse con todo. Memín se luce como todo “millonario”, dando malas propinas, limpiándose el sudor de la frente con un billete, lo típico. Ricardo intentaba hacer que cayera por una coladera, pero quien sabe porque él tenia que estar debajo y Memín la tapó sin pensarlo, machucándole los dedos. Después, disponen que le caiga un balde de pintura en la cabeza cuando le daba una mísera limosna a un vagabundo, pero el cálculo falla de nuevo, y es el pobre tipo el que sufre por la ingenua e infantil trampa. De vuelta en la oficina, Memín va a guardar una bolsa de dinero retirado del bando en la caja fuerte. Sus amigos habían planeado poner una trampa explosiva adentro, pero Ricardo la programa mal y les toca ser ellos a quienes les estalle en la cara. Para ser un sueño de Memín, todo esto suena a una muy mala parodia caricaturesca, como si el argumentista se inspirara de animaciones clásicas.
El siguiente plan tiene lugar durante un rodeo. Ricardo se encarga (¿porque él hace todo?), y mientras se lleva a cabo, Memín les dice a Ernestillo y Carlangas, que junto con el güero, son sus mejores amigos y piensa compartir su fortuna con los tres. Ellos se dan cuenta que metieron la pata, y muy tarde, ya que Ricardo enlaza a Memín y lo monta sobre un bravo toro.
Ellos lo regañan y le dicen que él ya les iba a compartir, pero Ricardo hasta come palomitas para disfrutar el espectáculo, al cabo que tienen lo que querían, solo para que luego le hagan ver que el negrito aun no firmaba el documento que los legitimaba. Ricardo se ahoga por la impresión y escupe una roseta a uno de los asistentes, que irritado, arroja a los tres al centro del rodeo, a tiempo para ver a Memín recibiendo un buen cornazo por parte del toro. Ellos tratan de hacerlo reaccionar, que es justo lo que Ernestillo hace en la realidad, terminando con esta tontería.Se disponen a seguir con la toma del petróleo, cuando el policía de antes los ilumina con la linterna y les advierte que están rodeados y que deben salir. Ellos creían que era una redada, pero el tipo admite que siempre tuvo ganar de decir eso. Inquiere sobre que están haciendo, y ellos tratan de ocultarlo, aunque como siempre, Memín mete la pata diciendo que querían ocultar la “evidencia del crimen” (el examen reprobado). Ernestillo explica que lo único que querían era enterrar eso (¿y creen que alguien se va a tragar eso siendo más fácil quemarlo?).Al policía le da curiosidad ver por el agujero y Ernestillo acaba confesando que encontraron petróleo. Memín se enoja con él, creyendo que el policía se los va a quitar, pero cuando éste baja a comprobar, les hace ver que la tubería que rompieron en realidad es del drenaje y ese “oro negro” son aguas negras. ¿Y no se dieron cuenta antes? ¡No se puede confundir el olor del petróleo con el del drenaje apestoso! Hasta en sentido del olfato reprueban estos.
El policía les advierte que deben tapar esa tubería en menos de dos horas o volverá para llevarlos detenidos (¿no se da cuenta que si él se va, ellos pueden darse a la fuga y más tras esa amenaza?). Ernestillo está enojado por los problemas en que Memín lo mete, pero tienen que cumplir con su palabra. Ninguno sabe como reparar la tubería, pero al negrito se le ocurre hacer lo mismo que hizo para arreglar el excusado de su casa (aunque se ve en escena retrospectiva que después éste acabó echando agua tal que arrastraba a Eufrosina), y consiste en pegarle un chicle. A mi me parece una solución muy irresponsable, pero Ernestillo ya ni concientiza nada y pegan el chicle. Habiendo concluido toda esa perdida de tiempo, los dos se van a dormir a sus casas, con Memín aun preocupado por la reprobada.
A la mañana siguiente, despierta encontrando agua por toda la casa. Eufrosina le indica que suspendieron clases por la inundación, y lo pone a ayudarle a sacar el agua. Eso sucede en todo el vecindario, y después de acercarse a un par de chismosas, ellas dicen que alguien rompió la tubería de aguas negras, y Memín reacciona, mostrando muy sospechoso, pero huye sin dar explicaciones convincentes a las señoras. Al seguir sacando agua, la echa por accidente sobre Ernestillo, que le viene a reclamar. Las vecinas alcanzaron a oír y corren la voz, por lo que pronto los dos son perseguidos por una chusma enardecida.
Aun con la correteada sobre el agua, Memín no deja de divisar una revista de lucha libre, pero Ernestillo lo apura a correr, llegando a donde estuvieron anoche. Memín se sumerge, y comprueba que el chicle está en su lugar (incluso lo prueba, alegando que conserva su sabor). El maestro Romero les sale al encuentro, informándoles que la inundación afectó hasta la escuela y se perdieron las calificaciones, por lo que repetirán el examen. En cuanto éste se retira, las vecinas les dan alcance, disculpándose, ya que acaban de apresar a los verdaderos responsables de la inundación (igual y se volverán a inundar cuando ceda el chicle).
De nuevo en su casa, Memín sigue ayudando a Eufrosina a sacar el agua, y aparece el examen marcado como reprobado (¿no se supone que ella no sabe leer?).
Las cosas vuelven a la normalidad, y la próxima vez que hacen el examen, ahora si pasan Ernestillo y Memín (claro que el negrito saca 6). Los amigos se despiden dispuestos a disfrutar de sus vacaciones. Memín se pone conchudo cuando Ricardo ofrece darle aventón aprovechando que el chofer vino a recogerlo.

En la casa Arcaraz, Rogelio y Mercedes comentan de una noticia que quieren darle a Ricardo, pero eso ya lo veremos para la próxima.

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