lunes, 14 de junio de 2010

Memín Pinguín #392-394


Despues de que Memín celebra su cumpleaños por primera vez en la vida, aparece un supuesto tio suyo que los lleva a él y a los demás a un viaje a Veracruz para reclamar una herencia que su padre le dejó, entre una serie de situaciones chuscas.

Romero y Patricia les confian a Ricardo, Carlangas y Ernestillo lo que planean y que Memín no debe saber. Despues, Romero expresa su deseo de que Ricardo y él vuelvan a ser amigos, pese a que en ningun momento se disgustaron por el embrollo de aquella ofrecida que ni volverá a mencionarse. Ya sola la pareja, Patricia se preocupa exageradamente de que no les salga su plan, como si estuvieran ocultando que el negrito tiene una enfermedad terminal o algo así. Romero asegura su mujer no preocuparse y que todo saldrá bien (¿ven a lo que me refiero?).
Al siguiente día, Memín es sacado de su sueño de fealdad por Eufrosina, que lo apura a largarse a la escuela. El negrito distingue que ese día particular está marcado en el calendario, pero en vez de explicarle, Eufrosina lo echa por la puerta, aunque luego se pone a llorar. Memín anda desanimado en la escuela, intrigado por lo que ella le oculta y que significa esa fecha, y cuando ve a sus amigos, ellos acaban demostrando que saben más de lo que deben, pero como juraron guardar silencio, torpemente intentan disimular. Insistente como siempre, Memín quiere sacarles la sopa, pero llega Romero y la clase comienza. En el recreo, ellos se apuran a salir para que Memín no tenga oportunidad de insistirles, e intenta congraciarse con Romero, pero él tambiín le saca la vuelta.
Memín se la pasa haciendo travesuras en el resto de la clase, tratando de llamar la atención de sus amigos, que por andarse con el secreto, lo aguantan sin regañarlo. A la salida, echan a correr, escondiendose en un bote de basura cuando el negrito intenta seguirlos. Al no encontrarlos, Memín se entristece, y supone que todo mundo lo rechaza, asi que no le queda más que vivir en las calles. Encuentra lugar bajo un puente e intenta meterse en un bote de basura para dormir, pero sale cuando encuentra una rata (ahora no le gustan tanto como la ultima vez que creyó haber sido exiliado). Intenta hacerse cobija con unos periodicos, descubriendo a un vago autentico, quien al principio lo toma como una alucinación provocada por el alcohol para unos cuadros despues aclarar que no toma (¿miente o el torpe argumentista ya no sabi ni lo que dicen en el cuadro anterior?). Como suele suceder, el vago se solidariza con Memín, y procede a contarle sin muchos detalles en que basicamente cuenta que acabò así por disgustos familiares, aconsejandole no seguir ese camino. Supone que su familia podria estar preocupada por él y Memín sufre al imaginar a Eufrosina así. Y justamente ella anda sufriendo en ese momento, pero sólo por no poder celebrar su cumpleaños, ya que es tan pobre que no puede darse el lujo, y así ha sido desde el principio. ¿Eso es todo? Es la excusa más estúpida que he oido para no celebrar un cumpleaños, y más cuando tienen tantos amigos con quienes pueden contar. Si hubiera salido con algo como, que el cumpleaños de Memín es el mismo día en que murió su padre, pues eso si se los paso, pero esto no. En serio, este argumento no convence a nadie. Memín le cuenta al vago que ahora recuerda que ese día es su cumpleaños y nadie se ha acordado, y éste llora, opinando que su historia es más triste que la suya (todo lo que dice este vago está bien zafado, no sabemos si no puede hablar en serio o en verdad hay un descuido de sentido y congruencia de dialogos muy serio). Le ofrece un humilde pastelillo que compró, poniendole vela y todo, para que celebre su cumpleaños y pida un deseo. Memín desea tener un padre y después de comer, le da las gracias y vuelve a su casa. Sin embargo, apenas está llegando, cuando otra vez lo atormentan presentimientos de rechazo, y decide subir a la azotea para suicidarse (¡en serio que esto es muy incongruente! Es como si los personajes escribieran y dijeran lo que están escribiendo un montón de argumentistas en turno que no tienen un comun acuerdo). Aterriza sobre la espalda de Romero, quien está muy aturdido para captar la barbaridad que intentó cometer. Finalmente, le dice que al fin sabrá lo que han estado ocultando, y le pone una venda en los ojos, invitandolo a pasar a su propia casa, donde, predeciblemente para todos menos para el idiota de Memín, sus amigos le han preprado una fiesta sorpresa. Eufrosina les da las gracias a Romero y su esposa por todo, y ellos replican que todo fue en agradecimiento por salvar su relación (¿o sea que si no no? ¡Y Memín no hizo nada! A menos que aludan al pasado en que fue por su intervención que se unieron, pero ya ni quien se acuerde de eso). Memín recibe feliciaciones de todo y le ponen a soplar las velitas para pedir otro deseo. Antes de poder hacerlo, tocan la puerta y Romero anuncia que buscan al negrito. Sale corriendo, encontrandose con un hombre que lo llama “¡Hijo!”
O al menos eso nos hacia creer al final del #392. No, en realidad, despuès de darle muchas vueltas al asunto, aclara que dijo “¡Jijo!”La presencia del desconocido desconcierta a todos, en especial a Eufrosina, y su actitud de meterse y servirse pastel muy campante no ayuda nada. Despúes de paginas de cavilar innecesariamente, los amigos de Memín comprenden que no puede ser su padre, ya que éste está bien muerto. El hombre dice ser el hermano de su padre, y Memín comenta que pensaba que iba a salir con algo como que era su tio. Despues de reprocharle su tremenda ignorancia (que el negrito intentaba achacar a las deficientes enseñanzas de su maestro, acordandose al ultimo momento que Romero andaba por ahí). El “tio”revela que la razon de su presencia es entregar cierto papel a Memín que dejó su padre, pero Eufrosina se cansa de sus confiancitas y lo aturde de un bofetón. Discretamente, los invitados se retiran para dejar a los Pinguín atender el asunto familiar. El “tio” insiste con entregar lo que dice que es el testamento de su padre, pero Eufrosina sabe muy bien que él era muy pobre, por lo que no es posible que le dejara algo. Lo apuran a que se largue y éste se vuelve a advertirles que partirá a Veracruz al siguiente día, para que lo piensen. Ya solos los dos, Eufrosina admite que se parecia mucho a su padre y luego que ven el papel, donde dice que les dejó una fortuna, igual no le da importancia y lo hace cachitos, considerando que ni les dijo donde debian ir a recoger la dichosa herencia. Memín se entristece, queriendo ser millonario, y se duerme pensando en eso. Tiene lugar un sueño en el que habla con su padre, preguntandole de como conseguir esa herencia para salir de pobres, y así compensar su “abandono”. Por cierto que el diseño del padre de Memín no se parece en nada al que nos llegó a pintar Don Sixto. El sueño termina abruptamente antes de que pueda decirle, cuando Memín sienta la presencia de un intruso en la casa, al que Eufrosina descuenta con un sartenazo en la cabeza. Al percatarsde de que es el “tio”, intentan reanimarlo, pero el hombre ha quedado muy aturdido, y no se acuerda de la herencia por la que le preguntan.
Al dia siguiente, Memín comparte con sus amigos la pena de haber perdido esa oportunidad porque el “tio” quedó tarado (¿y no le preocupa que en esa estado y siendo familia van a tener que cuidarlo? Le han arruinado y se han arruinado la vida a la vez). En la clase, Romero iba a aplicarles un examen de Geofrafia, y es entonces que Memín comprende que el “tio” iba a ir a Veracruz, y no a “ver a Cruz” como él suponia, concluyendo que ahi podrá reclamar la herencia. Trata de darse importancia por su deducción brillante ante sus amigos, pero ellos lo coscorronean porque cualquier otro se hubiera dado cuenta enseguida. Memín pide a Ricardo que hable con su padre para costearlos el viaje hasta allá porque está lejisimos, y aunque titubea, al final lo convencen. Y ni vemos como le hizo, pero bastó con decirle que era por una “causa noble” (y cuando tienen problemas economicos de verdad ahí si andan con que no quieren molestar a los Arcaraz solo por ser adinerados ¡que imbeciles!). Llega el día de la partida, y ya andan todos en la estación. El “tio” sigue indispuesto, y como salen con que nomás alcanzaron a pagar cinco asientos, uno de ellos no podrá ir. Memín opta por envolver al “tio” con periodico y mandarlo en calidad de equipaje. El viaje a Veracruz transcurre sin problemas, fuera de los gritos del “tio” empaquetado ante cada parada brusca. Eufrosina se emociona por volver a su tierra natal (¿cuando dijeron que ella era veracruzana?) y se suelta llorando. Habiendo llegado a su destino, les dan su paquete, que al abrirse y revelar al aturdido “tio”, Eufrosina regaña a Memín por su acción tan tonta. Despues de eso, viajan en taxi, pero como saben a donde deben ir, el conductor se indigna y se pone a leer al periodico hasta que por fin el “tio” reacciona, guiandolos al malecón. Conduciendo como loco, los lleva hasta ahí, y el “tio” señala al faro, indicando que es el punto donde recibirian la herencia. Creo que a estas alturas es obvio que el señor no está bien de la cabeza, pero los amigos de Memín son tan tontos que suponen que ahí pudo haber escondido el dinero. Piensan en como llegar y el negrito sugiere que vayan nadando, pero ellos sólo señalan su estupidez, espetandole que él ni sabe nadar (ERROR DE CONTINUIDAD, hemos visto a Memín nadar en varias ocasiones, pero es obvio que el argumentista no). El “tio” consigue un bote para que lo aborden, y los cuatro suben, mientras Eufrosina se queda descansando, con sombrilla y gafas de sol que quien sabe de donde sacó. Al arrancar el motor del bote, Memín hace que el “tio” se caiga, pero ellos no se detienen a volver por él y siguen rumbo al faro, despidiendose de Eufrosina (quien no vio nada o es muy tonta al dejar ir a cuatro niños en un bote sin supervisión adulta).
Ahora, una secuencia muy secuencial de estupideces cometidas por Memín. Para empezar, insiste que lo dejen manejar, y ocasiona que la cosa se desprenda y queden varados en el mar, quedando muy retirados como para que alguien venga en su ayuda, a merced del sol, la subsecuente sed, y los tiburones acechando. Despues de lloriquear un rato por la falta de agua y con sus amigos impidiendole tomar del agua del mar, Memín encuentra una botella con agua purificada, creyendo haber encontrado la salvación. La riega de inmediato, y literalmente, vaciando su contenido en el mar, para usar la botella para enviar un mensaje de ayuda (ese metodo nunca funciona, la ayuda puede tardar años en llegar y no sirve si no dan las coordenadas). Sus amigos se echan sobre él, reptiendo una escenita tipica de nubecita de polvo mientras se lo suenan por ser tan tarado. Y no termina ahí. Memín revela tener papel y pluma para enviar el mensaje que quien sabe de donde sacó, pero la pluma se le escapa de las manos y cae al agua. Insiste en ir a recogerla, y sus amigos no pueden detenerlo, mortificados porque no sabe nadar y se acercan los tiburones. Para no saber nadar, Memín logra llegar al fondo por la pluma, pero le sale un tiburón, que recibe el golpe de un zapato arrojado por sus amigos (creo que el ignorante argumentista no sabe que arrojar objetos de ese tamaño no implica un golpe contundente ante la presión del agua en la profundidad, no a menos que lo arrojaran con una fuerza descomunal, que no podria ejecutar ninguno de los muchachos). Logran alejar a los demàs tiburones y Memín sube a la superficie, aunque recibe el golpe del ancla sobre su cabeza (eso si hubiera alejado a un tiburón). Ernestillo procede a escribir el mensaje, pero la pluma queda inservible por la mojada.
Ahora consideran usar un remo, y viendo a Memín, lo agarran, utilizandolo como tal, hasta que consiguen regresar al malecón, donde la ingenua Eufrosina los esperaba. Sacuden y exprimen a Memín para sacarle el agua de mar que bebió cuando lo usaban como remo, y deciden no contarle nada de su peligrosa (e inutil) travesia a Eufrosina. El “tio” se ha quedado congelado en su lugar, señalando al faro. Entonces, llegan miembros de un hospital psiquiatrico para llevarselo, revelando que era un interno que siempre se anda escapando y arrastrando a la gente con su cuento de la “herencia”. Segùn esto, nunca habia llegado tan lejos (¿del DF al Veracruz? ¿Un paciente mental fugitivo? Huy, eso si es insólito, y muy irreal como todo lo que pasò en esta trama absurda si me lo preguntan), y que ellos rondaban por ahí porque saben que le gusta pasarse horas contemplando el faro.
Eufrosina lamenta no haberlo reconocido, pero en verdad su memoria es pesima aun para acordarse de la familia de su esposo. A pesar de todo, ven el lado bueno de que pudieron viajar ahi y permitirse el conocer esa tierra. Asi que deciden turistear y pasarsela bien hasta que toca regresar a la ciudad. Tras despedirse de sus amigos, Memín asegura que le basta con tener a su má linda y no necesita más familiares (¿pero que no habia sido todo por el dinero? mira con el chaparro interesado, no le importaba saber más de su padre).

Eufrosina va a su habitación y despuès de que le caen encima las cosas del viejo ropero, decide darle su limpiada al día siguiente, o más bien, en la próxima secuencia.

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