lunes, 29 de junio de 2009

Memín Pinguín #7-9

El quinto año de primaria termina. Memín y sus amigos pasan los exámenes finales y son premiados por sus padres en la forma correspondiente a su desempeño.

Habiendo pasado el trago amargo del padre de Ernestillo, los exámenes se aproximan. Memín cree haberse preparado lo suficiente para la prueba final, contando sólo con la bendición de su má linda. Al dirigirse a la escuela luciendo un traje nuevo (que más bien parece lo que alguien usaría durante una función de circo o teatro, aunque la verdad Memín es muy dado a vestirse chistoso de vez en cuando, creyendo que su mal gusto le da distinción, y vaya que si), un coche está a punto de atropellarlo, pero se salva al meterse a una alcantarilla que oportunamente estaba abierta. Prosigue su camino prácticamente ileso, y al reunirse con sus amigos y contarles de su experiencia, estos lo ignoran, nerviosos por el inminente examen. Todos estudiaron duramente, menos Memín, a quien le echan en cara que la bendición de su madre no podrá ayudarle si no la acompaña el esfuerzo. Muy tarde se da cuenta del error de su exceso de confianza, sintiéndose perdido durante la elaboración del examen, pero poco a poco va recordando las cosas que habían visto y empieza a resolverlo (una de las preguntas implica el conocer el nombre del presidente actual del país, que en ese entonces era Gortari, no es que yo crea que los niños de primaria no vayan a tener ni idea de los procesos políticos, pero francamente me parece algo irregular dentro de un examen nivel primaria, no se supone que estudien aspectos de la actualidad hasta que se desarrollen para estar más concientes de ello, aunque bien podrá ser alguna pregunta comodín, supongo). Se acaba el tiempo y Memín no logra terminar de contestar todo. Intenta sobornar al profesor invitándolo a comer, pero éste es inflexible y le indica esperar dos días para ver los resultados bajo amenaza de reprobarlo ahi mismo y Memín sale corriendo. A la salida, cada uno se dirige a casa para contarles a sus padres sobre como les fue el examen, menos Carlangas, que sabe que su madre trabajando a esas horas en el “taller”.
Llega el día de entrega de boletas y los resultados del examen. Ernestillo pasa con sobresaliente, mientras que a Carlangas y a Ricardo no les va nada mal. Memín es dejado casi hasta el último, con la calificación minima. Aunque el maestro intenta reprenderlo, éste toma su aprobación como un logro, sin importar que estuviera a punto de reprobar. Habiendo concluido su labor y despedido a sus alumnos, el maestro Romero se muestra triste, ya que siendo un educador comprometido, le aflige el despedirse de sus estudiantes. Memín y sus amigos sienten lo mismo hacia él, y lo abrazan enternecedoramente. Aseguran seguir en contacto y visitarlo durante las vacaciones (en realidad acabarán viéndolo sólo cuando requieran de su ayuda o consejo). Memín llega a su casa muy ufano por haber pasado, exigiéndole a Eufrosina mimos y caricias de antemano. Cuando ella ve sus calificaciones, su disgusto no podría ser peor. Memín no comprende hasta que empieza a surtirle los tablazos acostumbrados, denotando que es penoso haber pasado con calificación de 6, además de tener 0 en conducta. De nada le sirven a Memín sus encantos esta vez, y deprimido ante la reacción de su madre, decide arrojarse de la azotea (me parece un poco extremo sugerir el suicidio de un niño de esa edad ante tan poca cosa, aun cuando no vaya en serio). Eufrosina, que ni se percató de su intención, lo detiene, llamándolo para cenar comida que no es de su aprecio, como parte del castigo que recibirá en los siguientes días. Ricardo es elogiado por sus padres. Su madre se desconcierta ante el sistema de calificaciones de la escuela de gobierno y expresa, nuevamente, su deseo a cambiarlo a una de paga, mas su padre intercede de nuevo, satisfecho con su logro modesto en el que dinero no ha influido. Después, celebran en familia asistiendo a un espectáculo de hielo. Algo similar ocurre con Ernestillo, cuyo padre no puede estar más orgulloso, suspendiendo temporalmente el trabajo, para darse el lujo de ir al cine y comer fuera, celebrando el fruto de sus esfuerzos que aseguran el porvenir de su hijo. La madre de Carlangas también falta al trabajo para llevarlo a la feria. Todo transcurre bien, salvo por el sorpresivo encuentro con uno de los clientes que frecuentan el cabaret donde trabaja. Carlangas no se da cuenta, y ella consigue eludir el tema del hombre al no darle importancia. Memín es obligado a ayudar a Eufrosina lavando y entregando ropa, atrapado en esa rutina, que sigue muy a su pesar, pero obediente y comprometido. Cuando por fin ya vuelven a comer en armonia, Memín fanfarronea sobre que se volverá astronauta para cultivar vegetales en la luna (ignorando que el suelo lunar es esteril y nada puede crecer ahi) y ponerla a venderlas para no trabajar más como lavandera. Ella le sigue la corriente sin dejar de recordarle que mientras tendra que seguir ayudandola. Es extraño como se llevan tan pocos números en cursar entero el quinto año, cuando del sexto nunca salen, pero así es. Supongo que fue necesario para los personajes maduraran aunque fuera un poco, y en lo que siga, las vacaciones contaran mucho para las siguientes experiencias.

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