Los últimos parientes, los hermanos de Don Fernando Duprá, resultan ser un par de viejos maniáticos. Espiridión, aficionado a la poesía que se autoproclama el mejor en su campo, se la pasa escribiendo, leyendo y recitando todo el tiempo. Nicolás, antiguo profesor de botánica, amante de las formas de vida vegetal, es aun más raro y siempre trae consigo un viejo paraguas. Los dos llegan a la cabaña transportados en una carreta. A Nicolás ya se le olvidaba a que venían y Espiridión se lo recuerda, para luego tratar de pagar con sus versos al conductor. Acaban dándole la cantidad que exige y al presentarse, asustan a Memín, que al verlos tan ancianos, los confunde con zombies. Una vez que lo saludan, lo ponen nervioso por sus respectivas pasiones, y va corriendo con Chispitas para avisarle. Ella aun está deprimida y tarda en atender la petición del negrito de no dejarlo con esos dos chiflados. Memín le recuerda que dijo que no pensaría más en Bernardo, y ella recupera su ánimo, acompañándolo a atender a los recién llegados. Espiridión se lanza enseguida a marearla con su poesía chafa. Ella repara en el paraguas de Nicolás, quien lo ha traído abierto todo el tiempo, demostrando que ha pasado por un aguacero imaginario. Espiridión le arrebata el paraguas, ofreciéndoselo a Chispitas como regalo, y Nicolás responde arrojándole lo que encuentra a la mano.
Mientras, Bernardo pasea con Rosaura. Ella insiste en hacerle confesar sus sentimientos por Chispitas, y él finalmente admite que la quiere, pero no es correspondido de la misma forma. Le sugiere que le provoquen celos para que Chispitas sea sincera y él acepta (aunque ya tenían rato haciéndolo indirectamente, ahora será lo mismo exagerando).
Espiridión y Nicolás se cansan de tanto movimiento, deteniendo su absurda pelea. Memín y Chispitas también están cansados y se sientan con ellos en la mesa, quedando a merced de sus manías. A Nicolás le da por impartirles clases de botánica, presentando las flores de la primera maceta que encontró, pero Memín no comprende los términos que utiliza en su explicación. Espiridión se come la flor para llamar su atención y deleitarlos con sus improvisados versos, en los que el negrito se pierde al no entender el sentido (y es que en realidad no tenían, nada que ver ni con la más bizarra poesía).
En casa de los Pinguín, Eufrosina ha desarrollado un odio hacia el televisor, responsable de la partida de su hijo. Está a punto de arrojarle la plancha para destruirlo, cuando los amigos de Memín se presentan. Le preguntan si ha recibido noticias de su hijo irresponsable o le ha dado alguna dirección, pero nones. Anuncian que irán a recogerlo, aunque sea una búsqueda difícil sin ninguna seña. Viajarán con el chofer de confianza de los Arcaraz hasta Minatitlan, y aun con su determinación, la lavandera lloriquea, pensando en lo mal que podría estarla pasando el pobre Memín. Ellos se enfurecen con su amigo por hacerla sufrir, pero le aconsejan mantener el optimismo, en lo que ellos lo buscan y lo traen de regreso. Eufrosina se conforma con rezarle a la virgen y les desea suerte. En cuanto se van, no dejar de recordar la tabla con clavo, destinada a darle como nunca, una vez que vuelva sano y salvo.
Chispitas pasa un rato con Rosaura, quien se esmera en su arreglo, tratando de hacer que ella admita lo que siente por Bernardo. La chica no deja de negarlo, y Rosaura finge felicidad, alegando que así no tendrá ningún problema en conquistarlo. Después de que ésta sale, Chispitas rompe un espejo del coraje que se estuvo aguantando, y Rosaura alcanza a escucharlo, satisfecha de que su plan esté dando frutos.
El señor Arcaraz despide a su hijo y sus amigos, dejándolos en manos del chofer. Poniéndose rumbo a Minatitlán, para dar con Memín, consideran prudente buscar primero a Pedro Gómez Gómez, suponiendo que para ese entonces el negrito habrá cumplido su cometido de verlo (y así fue).
Memín galopa con Bernardo sobre Mariposa, pero algo asusta a la yegua, y los deja caer a ambos. Memín, como suele suceder, cae de mala pero cómica forma, y queda atontado, pero Bernardo lo ayuda a reaccionar. Distinguen entre los arbustos al despistado Nicolás, que admiraba un trébol de cuatro hojas, pensando en venderlo a un museo de historia natural. Tardan en reconocerlo, tomándolo a Memín por un duende, y Bernardo asesta un golpe usando un palo. Al percatarse que han agredido a Nicolás, tratan de ayudarlo, pero no le pasó nada grave.
Más tarde, Bernardo sigue picando a Chispitas, diciendo frases cariñosas deliberadamente, sabiendo que ella escucha tras la puerta del establo. Chispitas supone que se las dice a la odiada Rosaura, pero en realidad era a Mariposa. Ella no puede más y admite que lo ama, esta vez diciendo que por él podría renunciar a la herencia. Finalmente, confiesa que ella no es Olga Duprá, y eso basta para que él le proponga matrimonio. La chica acepta encantada, aunque Bernardo no deja de advertirle que sí quieren que eso funcione, ella debe cambiar su carácter, porque la mujer debe ser mansa ante su hombre y cederle la autoridad (puro machismo). Memín los espiaba desde la rama de un árbol y Chispitas le llama la atención por metiche. Le ordena bajar o ella irá para allá, y como él le dice que no debe portarse así sin consentimiento de Bernardo, ella desdeña su autoridad, demostrando que su advertencia le entró por un oído y le salió por el otro.
Chispitas tiene otro episodio en que la ingenuidad de Memín le consigue un trancazo al decirle que se puso negra (de coraje) y él tomándolo literalmente para ver como puede revertirlo en su persona y hacerse blanco. Gilberto les anuncia de lo del notario, alegando que como Ramiro murió y Petra está en el manicomio, les corresponderán sus partes a ellos.
Los amigos de Memín han llegado a Minatitlán. Antes de hacer cualquier cosa, se detienen en un lugar para comer. Ahí, escuchan comentarios sobre los parroquianos, quienes reparan en los forasteros, mencionando a otros que han estado viniendo, principalmente un negrito chistoso. Carlangas les pregunta, confirmando que se trata de su amigo y le dan la dirección de la finca donde están yendo todos por lo de la herencia, pero les advierten que de noche el camino es peligroso y es más recomendable recorrerlo de día.
Chispitas sale al exterior, tumbándose en la hierba y se pone a sollozar. Memín acompañaba al notario en la carreta, pero éste dice que puede volver solo. Aliviado para no enfrentar la oscuridad del bosque en la larga partida, el negrito se dispone a regresar. Escucha los sollozos de Chispitas, tomándola por el espectro de “La llorona”, y sale corriendo y gritando. Ella también lo escucha, creyendo que es alguien que pide ayuda y acaban estrellándose el uno contra el otro. Ya repuesta, Chispitas reniega de su amor por Bernardo en definitiva, avisando a Memín que emprenderán el regreso, ignorando sus quejas por el sueño y el hambre. El negrito no quiere irse sin despedirse de su amigo Bernardo, pero con un golpe en la cabeza, ella lo convence de desistir.
A la mañana siguiente, Memín despierta, encontrando a un buey que se ha detenido a descansar cerca de ellos. Tomándolo por una vaca, trata de encontrarle las inexistentes ubres para ordeñarlo, logrando disgustar al animal. De un cabezazo, lo hace caer doblado en el suelo. Chispitas se incorpora a tiempo para verlo, y cuando él le señala la “vaca”, le hace ver su metida de pata.
A la vez, los amigos de Memín tienen un difícil despertar, pero pronto se visten y se ponen en marcha.
De vuelta con Memín y Chispitas, el buey cayó a una zanja fuera de cuadro, pero su dueño aparece para hacerlos rendir cuentas. Los toma por las orejas, amenazándolos. Memín se zafa y logra apoderarse de una piedra, con la que logra atontarlo, dejando que Chispitas acabe por hacerlo tropezar y así escapar.
En la finca, Bernardo lamenta que Chispitas y Memín se hayan ido sin despedirse. Él admite que reaccionó mal la otra noche, al no actuar ni como amigo para la chica al decirle algo tan cruel. Rosaura le sugiere que no se preocupe, expresándose mal tanto de Chispitas como Memín, provocando que él se irrite y le recuerde que el negrito le salvó la vida dos veces (¿no debería haberle quedado claro desde cuando?). Monta a Mariposa, decidido a encontrarlos.
Cuando el auto en que viajan sus amigos pasan cercas de donde están Memín y Chispitas, ella lo obliga a esconderse, suponiendo que un coche como ese pertenecería a la policía secreta, que los podría andar buscando por el dinero que les confiara Gustavo Rosales (pero si está “muerto” no hay modo de que haga una denuncia). Memín insiste en ir por el auto para que les den raite, y para detenerlo, Chispitas se le sienta encima.
Más tarde, regresan al pueblo, haciendo una parada. Memín se muere de hambre y sus amigos ni se preocupan, alegando que lo merece. El negrito repara en que Chispitas ya no está, y ellos tampoco muestran interés. Ella aprovechó un descuido para montarse en otro vehiculo con Pulgoso, y cuando éste arranca, se despide Memín, perdiéndose a la vista, diciendo que algún día se volverán a ver en la capital (si, como no, hasta nunca, Chispitas).
En el viaje, Memín les cuenta a sus amigos las peripecias que vivió, y que al final, si pudo arreglar el problema de la televisión. Ellos le recuerdan que igual seguirá necesitando dinero para pagarla, y ál decir que trabajará, no dejan de mencionarle la escuela, amargándole todo (ni se van a acordar de lo de la tele, de un momento a otro, perderá importancia al grado de que ya no sabremos si se las incautaron al final o no). Los padres, reunidos en la casa de los Arcaraz (excepto Eufrosina, quien esperará en su casa, para demostrar su enojo), comentan sobre la actitud de Memín por andarse metiendo en tantos líos por una televisión, con distintas opiniones sobre si obró bien o mal, concluyendo que todo es por el amor filial. En cuanto llegan y son recibidos por sus respectivos padres, Memín no deja de extrañarse por la ausencia de Eufrosina. Quiere esperarla, pero el hambre lo atormenta y Mercedes sugiere que pasen al comedor de una vez. Después de la merienda, en la que el negrito se atasca de tamales, sus amigos lo encaminan a su casa. Memín se pone tan cariñoso con Eufrosina como siempre, ignorando su mal humor y reclamándole su falta de educación al no haber ido a la reunión. Ella replica que la falta seria el permitir que sus amigos vieran como le da su merecido, y ellos lo toman como una señal de salida, despidiéndose y apresurándose a salir, para dejarlos solos. Eufrosina no tiene tiempo de oír sus excusas, tomando la tabla y dándole con ella hasta que se achata el clavo.
Desafortunadamente, esta es la última vez que aparece Chispitas dentro de las páginas de Memín. Es una pena porque mostraba mucho potencial, por su desempeño y actitud incorregible, distinguiéndose sobre los estereotipos de heroínas de telenovela, que cambian cuando buscan mejorar su calidad de vida o encuentran el amor, y con ella no tuvieron efecto, manteniéndose inalterable. Sin embargo, de algún modo su personalidad seria retomada para otras obras memorables de Yolanda vargas Dulché, así que la continuidad de esta propuesta no se perdió del todo.
ojala se hubiera dado continudad a chispitas regresando al lado del tullido y ahora si, por fin resolver su situacin, sin embargo, eso nunca pasó y ahora ni pensar en que los nuevos escritores dieran continuidad al personaje porque solo acabarian con el personaje
ResponderEliminarDetrás del personaje de "Chispitas" hay una gran historia que pocos conocen; "Chispitas" protagonizó algunas de las primeras historias firmadas por Yolanda Vargas Dulché llamada "Flor de Arrabal" y "Alma de barrio", en ellas también aparecía El Tullido y otros amigos desventurados a los que "Chispitas" ayudaba.
ResponderEliminarCuando Yolanda llevó por primera vez a esta heroína a "Almas de niño" (primera versión de Memín), el personaje se llamó "Estrellitas", tal como se ve en algunas impresiones de esa época que rondan en internet. Fue en la edición de los 60's en la revista de Memín Pinguín que el personaje vuelve a llamarse "Chispitas", tal como la conocemos en todas las reimpresiones desde ese entonces.
Aunque a muchos les desagrada el protagonismo que toma en la historia de Memín, para mí "Chispitas" es el último gran personaje introducido por Yolanda antes que la historia comenzara a decaer. Lo único que me molesta es su final inconcluso, siempre creí que al arco de "Chispitas" le faltó una tercera parte que cerrara su historia. Me encantó que ella no se refinara por enamorarse, sin embargo creo que debió reencontrarse con El Tullido, quien seguramente habría de curarse de su enfermedad y lograr su sueño de ser escritor; dudo que entre ellos surgiera el amor porque se veían como hermanos, pero ambos se complementaban y eran lo más cercano a una familia. No olvidemos que cuando ambos escapan de la vecindad, uno de sus buenos vecinos les dice que juntos podrán vencer cualquier obstáculo, sin duda ese diálogo era Yolanda hablando a través de un personaje. Tristemente y como señalaron en este blog, hubo mucho drama y todo para nada porque "Chispitas" se quedó sola y El Tullido hospitalizado. Al menos en mi mente, les doy el final que merecen y espero que algún día si es que alguien decide retomar la continuidad de Memín (no los que se encargaron de las nuevas aventuras, sino un buen escritor) retome a estos personajes y concluya lo que la señora Yolanda buscaba para ellos. Además me gustaría ver más interacción de "Chispitas" con el resto de la pandilla y no sólo con Memín.
Nobles deseos que comprendo y comparto. Y gracias por pasar el dato sobre el antecedente de Chispitas que ignoraba por completo, eso explica muchas cosas. Es un personaje desperdiciado pero puede que la autora tuviera las mejores intenciones para desarrollar su trayectoria y las circunstancias nunca fueron favorables.
EliminarPara mi lo mejor hubiese sido que se quedara chispitas con Bernardo y que la disciplinara a nalgadas hasta que fuera una muchacha decente.
ResponderEliminarMe gustaria pensar que Chispitas se reencontró con el hombre aquel y acepto su propuesta para hacer compañía a su madre y educarse, eventualmente se reencontró con el tullido, el cual camina y es un escritor, y luego vuekve a minatitlan y ahora si se queda con Bernardo.
ResponderEliminarEs lo que todos esperabamos. Ahora solo podemos imaginarlo.
EliminarExcelente historia y definitivamente, una total y completa belleza está chispitas....las vemos en la vida real.
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