Memín, Chispitas y Bernardo regresan del jaripeo, encontrando a cuatro de los parientes que iban a venir para la lectura del testamento. Estos se presentan, dando una impresión particular. El Conde Ramiro, de porte aristocrático que se luce con su monóculo; su hermana Petra, vieja solterona; y sus sobrinos, Rosaura, joven frívola, quien de inmediato se interesa por Bernardo; y Gilberto, presuntuoso y petulante que le echa el ojo a Chispitas. Afortunadamente, ninguno de ellos conocía a su prima y sobrina política Olga, por lo que no se percatan del engaño, aunque no dejan de desconcertarse por la forma de expresarse de Chispitas.
A la mañana siguiente, Rosaura insiste en acompañar a Bernardo a su trabajo en el aserradero, logrando que le permita montar con él en su yegua. Chispitas los mira desde la ventana, y se la carcomen los celos. Memín se da cuenta al escuchar sus amargos comentarios sobre lo que desearía que les pasara a ambos, insinuando que ella está enamorada de Bernardo. Chispitas le responde con un trancazo que refleja su estado de negación.
En ese momento, en la capital, Eufrosina recibe una carta, leída por una vecina, donde le dan un plazo para devolver la tele o la acusarán de robo. Ella está dispuesta a entregarla, pero la vecina le sugiere que espere, ya que pueden llegar noticias de Memín antes de que se acabe el plazo.
En la escuela, sus amigos también andan desconcertados por la ausencia prolongada del negrito. Ricardo retoma su idea de planificar la ida para recogerlo y traerlo de vuelta, aun cuando sea difícil porque no les dio ninguna dirección. De momento, están preparando el coche para partir cuando lo vean propicio.
Memín observa a Petra en la cocina. Ella no se ha dado cuenta de su presencia, estando a punto de echar una pastilla en la leche que iba a servir más adelante. Memín le pregunta que clase de pastilla es, sobresaltándola, y haciéndola guardar rápidamente la pastilla, negando todo y diciendo que fue su imaginación. Memín insiste e insiste, pero no le saca nada, y acaba sentando en la mesa, pensativo. Como ella le dijo que la llamara señorita por no haberse casado aun, le da por comentar que le extraña sí es más vieja que su má linda, y ella si es señora, insinuando que para esas alturas, Petra se morirá así. El Conde Ramiro alcanza a escuchar y se carcajea del insulto inocente a su hermana, a quien no le hace gracia.
Pasan los días, y llega la oportunidad para Memín, cuando Bernardo se dispone a ir a Minatitlán por asuntos del aserradero. El negrito se ofrece a acompañarlo para resolver su asunto personal, mas Chispitas sale para tratar de impedírselo, pidiéndole que la acompañe a pasear. Memín se hace fuerte y se rebela contra sus caprichos, dándole la espalda para irse con Bernardo. Chispitas se enoja, pero la actitud del negrito al no dejar dominarse termina por impresionarla. Bernardo se marcha a encargarse de lo suyo, dejando a Memín con la yegua estacionada. Pero cuando se empieza a escuchar música, Mariposa sale corriendo, dejando caer a Memín de cabeza. No logra darle alcance y se sienta en una banca, desde donde ve pasar oportunamente a Pedro Gómez Gómez. Corre detrás de él, siguiéndolo hasta su lugar de trabajo, y éste lo reconoce al instante.
Encuentra a Bernardo, enterándolo de que ha perdido a Mariposa, pero él lo tranquiliza diciendo que ella ya fue a buscarlo para que le diera de comer y todo marcha sobre ruedas. Pasan a comer para luego volver muy tarde a la cabeza.
Siguen pasando los días. Rosaura pone música en la casa para invitar a Bernardo a bailar, y él acepta, aunque en el fondo se nota que ella le cae gorda por su frivolidad. Memín estaba jugando con Chispitas, pero al oír la música, ella lo abandona, y al verlos a ellos bailando, acepta de inmediato la invitación de Gilberto a unírseles. Mientras bailan, respectivamente se vislumbra en ambos la inevitable llama del amor. Memín trata de seguir jugando con Pulgoso, pero se cansa y va a buscar a su amiga. Pero al pasar por la habitación de Petra, la escucha hablando con Ramiro y se repega para espiar su conversación. Ramiro ha descubierto su caja de pastillas con veneno, y en vez de ponerla al descubierto, pretende que trabajen juntos, eliminando así al resto de la parentela y se queden con toda la herencia. Deciden que la primera en morir será la antipática Rosaura. Preocupado, Memín se aleja, temiendo lo que pueda suceder ahora. Trata de avisarles a Bernardo y Chispitas, pero ellos están ocupados dándose celos entre si al bailar con los primos pesados, y lo mandan a volar. Decide que él solo tendrá que actuar, poniéndose alerta al primer indicio de intento de envenenamiento. Petra anuncia que va a servirles su especialidad en cócteles, y Memín la sigue, sabiendo a lo que se propone. Disimula al decir que quiere ayudarla, pero ella asegura que puede encargarse sola y no le deja hacer nada. Fingiendo que juega con Pulgoso, observa en que copa ha puesto la pastilla mortal, y a la hora en que los sirve, para salvar a Rosaura, le advierte que tiene un alacrán en la espalda. Eso basta para que ella grite y deje caer la copa, pero como no había alacrán y Memín alega que echó a volar, lo cachan en la mentira.
Las dos parejas han salido a dar un paseo a la luz de la luna. Bernardo compara a Rosaura con Chispitas, concluyendo que ella le gusta más por su fiereza. Chispitas hace lo mismo, concluyendo que no le gusta nada Gilberto, volviendo a dejar pasar sus vanos intentos por conquistarla.
Petra y Ramiro comparten sus sospechas sobre la actitud del negrito, decidiendo que sabe algo y deben silenciarlo. Ramiro sugiere ahogarlo en el río, pero Petra le advierte que es de mala suerte matar a un negro (¿Qué clase de superstición tonta y pasada de moda es esa?). Su hermano propone otra forma, secuestrándolo y dejarlo amarrado y encerrado en una cabaña abandonada que vio por los alrededores., ya que así no los molestará. Memín ignora lo que traman, durmiendo tranquilamente y soñando con hacer lo imposible: amenazar él a Eufrosina con la tabla con clavo. Los dos codiciosos entran, y Memín despierta, creyendo que ha entrado Bernardo. Ramiro lo sujeta antes de que se pueda defender, y como no hay nadie en casa, gritar por auxilio resulta inútil.
Otra vez en la capital, unas vecinas que acompañaban a Eufrosina, le sugieren que Memín se ha estado tardando para evitar los exámenes finales que se vienen. Ella niega que su hijo sea tan descarado, aunque persiste la duda.
Al día siguiente, Chispitas se extraña de no ver ni a Memín ni a Pulgoso en ningún lado. Petra alega que el negrito salió temprano sin dar explicaciones, pero eso no basta para calmarla. Sale a buscarlos, adentrándose en el bosque, y se encuentra con Bernardo. Él le advierte que no ande recorriendo esos lugares porque son peligrosos, pero ella no hace caso y pasa de largo. No tarda en caerse en lo que toma por un pantano, y le exige que la ayude. Él acepta siempre en cuando ella prometa ser más amable. La saca fácilmente, explicándole que no era un pantano, sino un charco de lodo, y ella vuelve a indignarse. Él empieza a confesarle que la atrae, pero que apenas pueden ser amigos, hasta que ella tome su parte de la herencia.
En su confinamiento, Memín se alegra cuando Pulgoso, después de mucho excavar, consigue entrar, pero en vez de ayudarlo, se echa una siesta, haciéndolo sentir impotente por no poder avisar a sus amigos del peligro.
Gilberto y Chispitas ya se han alejado bastante cuando él demuestra sus pérfidas intenciones, tratando de aprovecharse de ella. Chispitas se defiende de la forma acostumbrada, y al aturdirlo con el último golpe, lo hace caer por un barranco cercano. Gilberto logra sostenerse de una rama, y como ella no ve como ayudarlo, corre a buscar a quien si pueda.
Como Rosaura no ha muerto de inmediato y Bernardo se comprometió a llamar al doctor, Ramiro le advierte a su hermana que la denunciará para no arriesgarse, amenazándola con terminar el trabajo con otra dosis. Ella se dispone a hacerlo, aunque en el fondo desea matarlo también a él. Prepara el té con que la liquidará, pero al ver que Bernardo ha llegado con el doctor, lo echa sobre unas plantas, decidida a matar a Ramiro primero, y luego a todos los demás.
Memín alucina con Eufrosina y comida, cuando Chispitas es atraída por Pulgoso, escuchando su voz. Derriba la puerta, y libera al negrito, quien apenas le cuenta del plan de envenenar a todos, empezando por Rosaura. A Chispitas le da gusto, y Memín la reprocha por pensar de ese modo. Al advertirle que hasta Bernardo está en peligro de morir envenenado, ella lo apremia a que se apresuren a volver para prevenirlo. Pero el camino es largo y tienen que detenerse a descansar, para luego proseguir, justo cuando el mal tiempo se avecina.
En la cabaña, el medico diagnostica a Rosaura con síntomas de envenenamiento, dándole la medicina que debe darle continuamente. Ramiro le avisa a Petra del fracaso de su plan y que ahora cargará sola con la culpa, a lo que ella responde irritada, amenazándolo para que no diga nada. Ramiro demuestra pasarse de confiado, firmando su sentencia de muerte al irle a avisar a Bernardo sobre sus “sospechas” de que Petra envenenara a Rosaura por estar celosa de su juventud y belleza.
Una lluvia torrencial sorprende a Memín y a Chispitas, empeorándoles las cosas al llevarse el tren que permite cruzar el río. En su desesperación por prevenir a su amado, Chispitas se dispone a cruzarlo a nado, y se lanza a éste, imprudentemente. Memín se encomienda a los santos y la sigue. La corriente los agarra a ambos, poniéndolos en peligro de ahogarse, pero se salvan al montarse en un tronco. Pero como éste los dirige a una cascada, Chispitas indica que deben arriesgarse, saltando del tronco hacia una rama por la que están a punto de pasar.
Bernardo trata de confortar a Rosaura, sin dejar de pensar en Chispitas. Escucha unos gritos, y al ir a averiguar, descubre a Ramiro, a quien le han clavado un cuchillo en la espalda mientras leía en la sala. Gilberto llega en el momento en que él retira el arma, tomándolo por asesino. No hace caso a sus palabras de que no ha sido obra suya, amenazándola con una pistola hasta que venga la policía. Empleando una jeringa, Petra está a punto de acabar con Rosaura. Los gritos de la joven distraen a Gilberto y Bernardo le arrebata el arma, para luego ir a detener a la solterona, quien revela haberse vuelto completamente loca.
Bernardo se reúne con la malherida Chispitas, y se dan un beso que ocasiona que Memín se desmaye de la impresión.
En ese momento, Eufrosina recibía a una vecina que pedía prestado un libro de texto de Memín para que ayude a estudiar a su hijo, ya que los exámenes se aproximan. Mientras busca el libro en su mochila (nunca se ha visto que Memín y sus amigos lleven mochilas a la escuela, sus útiles aparecen mágicamente cuando ocupan su asiento en el salón) se acuerda de que el suyo anda de vago en vez de estudiar, y va disipándose su conformidad, pensando en como le dará con la tabla con clavo cuando lo tenga de vuelta.
En la escuela, se concretan los planes de ir a recogerlo de una vez. Como tienen que hacer un repaso final, Romero aprueba la idea de sus amigos de emprender el viaje, dispuestos a realizarlo ese mismo fin de semana si todo sale bien.
Pasan más días todavía, en lo que Memín y Chispitas terminan de recuperarse. Ella confiesa estar enamorada de Bernardo, y que no sabe que hacer.
Chispitas se la pasa tratando de evitar una nueva confrontación con él, pero un día no puede escapar, y él le deja en claro que la ama y está dispuesto a casarse con ella, con una condición. El requisito es que renuncie a la herencia, pero ella está necia en cumplir su palabra, aun cuando desde que llegaron, en ningún momento pensaron en Gustavo Rosales para avisarle que estaban donde los había enviado, que era lo que habían acordado. De nuevo, él interpreta el silencio como su respuesta. Ella insiste que lo quiere, pero no puede renunciar a la herencia. Bernardo no ve caso a seguir, sugiriéndole que se olvide de él, y que él hará lo mismo con ella. Memín, que anduvo espiando, trata de aconsejar a Chispitas, pero ella lo agarra por el cuello, advirtiéndole que no se mete en sus asuntos.
Memín y Chispitas regresan, a tiempo para vérselas con los últimos parientes, prosiguiendo al fin con la lectura del testamento y el final de esta historia.
*Nota: Durante este segmento, en algunos números, es notorio que el dibujante regular, Sixto Valencia, de pronto queda indispuesto, dejando a un reemplazo anónimo que usa trazos más irregulares, pero aun aceptables, aunque Memín se ve más caricaturesco de lo normal.
Bernardo se queria casar connchispotas, estando consciente que tiene 14 años? Omcreianque tenia mas años como olga dupra?
ResponderEliminarCreo que ya estaba grande para su edad, así podía someter a tantos a puñetazos.
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