Todo indica que la tercera versión de Memín Pinguín, la cual fuera lanzada a fines de los ochenta por primera vez, concluyó en el pasado después de la salida de su dibujante particular, Sixto Valencia. Con su relanzamiento a principios del nuevo siglo, se esperaba que acabara en el mismo ultimo numero dibujado (327), pero Editorial Vid tomó la decesión de continuarlo nuevamente.
Ya he referido las posibles razones que han llevado a esto. Lo único que queda es proseguir las reseñas, sin embargo, de momento no podré llevar a cabo la tarea. Hay posibilidades de que no lo haga en mucho tiempo o no lo haga más, dependiendo del caso. En parte, como gesto de buena fe, suspenderé el proyecto, ya que la revista sigue publicándose, más actualizada que nunca, y ya ha pasado de cincuenta números con tramas totalmente nuevas, y debido a eso, no es conveniente pisarle los talones. Las aventuras del negrito y sus amigos continúan contra viento y marea, mas eso no significa una buena noticia, al menos no para quienes en verdad disfrutaran y reconocieran los valores del Memín clásico.
Ya he referido las posibles razones que han llevado a esto. Lo único que queda es proseguir las reseñas, sin embargo, de momento no podré llevar a cabo la tarea. Hay posibilidades de que no lo haga en mucho tiempo o no lo haga más, dependiendo del caso. En parte, como gesto de buena fe, suspenderé el proyecto, ya que la revista sigue publicándose, más actualizada que nunca, y ya ha pasado de cincuenta números con tramas totalmente nuevas, y debido a eso, no es conveniente pisarle los talones. Las aventuras del negrito y sus amigos continúan contra viento y marea, mas eso no significa una buena noticia, al menos no para quienes en verdad disfrutaran y reconocieran los valores del Memín clásico.
¿Cuál es el problema de la nueva época a partir del numero 350? Desde que Sixto Valencia se fue, el problema ha estado presente. El tipo de dibujo actual que resta tanto la expresión de los personajes, tanto entre las paginas como en las portadas, que serán más coloridas, pero demasiado simples y faltas de creatividad. Hay algunas ventajas, como la variación del vestuario (los personajes casi siempre parecía que vestían lo mismo en la época clásica, y pues, ni que fueran caricaturas), pero eso no es suficiente. El verdadero problema viene a partir de cuando agotan lo escrito por Yolanda Vargas Dulché, que como se dijo en la entrada anterior, concluye con la excusa del adivino que repite la historia desde el inicio una y otra vez. No se le podía conferir esa “longevidad” a la continuación después de tantos años del Memín a colores, pero tampoco podían resignarse a darle un final. No, en vez de eso, ponen a una persona anónima que siga adelante la historia, con nuevos incidentes. Lo malo de esto, es que, no podemos decir cual es el error, el pensar que alguien pueda igualar el estilo narrativo de Doña Yolanda (hay que aceptarlo, por momentos decaía un poco en los números más avanzados, pero ya quedó claro que la inspiración que le diera el negrito tenia un limite y prefirió repetir todo que dejar insatisfechos a los lectores con más tramas deficientes y giros extraños; la parte en que estaban en el mundo subterráneo sin duda fue el colmo), o el haber puesto a cargo a alguien que ni siquiera parece haber conocido a fondo la publicación en su totalidad.
Hay que ser honestos, el nuevo Memín es pésimo, casi diría que hasta es basura. No pretendo criticarlo tan severamente, pero es que en verdad ha caído muy bajo, casi a un nivel infantil, ya que va perdiendo aquello que antes lo distinguía. No parece ya una revista de humor blanco, ahora es como una serie de incidentes que pasan de lo absurdo a lo cursi, con malos manejos, e incluso el reconocimiento que tanto se atribuye a la relación madre e hijo, deja de ser algo relevante (admito que eso ya se había vuelto tedioso, por lo que en lo que respecta, fue un acierto). Lo peor es el desconocimiento de la “cronología” de la revista, ya que se dan varias muestras en el argumento que indican que quien escribe lo nuevo, ni se molestó en conocerla a fondo (es eso o cree que los lectores son unos desmemoriados).
Hay que ser honestos, el nuevo Memín es pésimo, casi diría que hasta es basura. No pretendo criticarlo tan severamente, pero es que en verdad ha caído muy bajo, casi a un nivel infantil, ya que va perdiendo aquello que antes lo distinguía. No parece ya una revista de humor blanco, ahora es como una serie de incidentes que pasan de lo absurdo a lo cursi, con malos manejos, e incluso el reconocimiento que tanto se atribuye a la relación madre e hijo, deja de ser algo relevante (admito que eso ya se había vuelto tedioso, por lo que en lo que respecta, fue un acierto). Lo peor es el desconocimiento de la “cronología” de la revista, ya que se dan varias muestras en el argumento que indican que quien escribe lo nuevo, ni se molestó en conocerla a fondo (es eso o cree que los lectores son unos desmemoriados).
No podré hacer reseñas hasta que llegue a su final (tarde o temprano acabará, no hay modo de sostener el titulo así por un tiempo considerable, no pueden ser tan optimistas), pero aprovecharé esta oportunidad para señalar algunos aspectos que hacen ver tan sombrío el futuro para Memín Pinguín, y como han enlodado el nombre de su creadora (aun aparece mencionada en los créditos del argumento, y aunque es cierto que los personajes y todo el concepto le pertenecen, la verdad es que este no es el Memín en el que ella tanto trabajó).
*Errores de continuidad:
Ha habido varios que demuestran que apenas se revisaron los números pasados. Por ejemplo, en dos ocasiones se ha dicho que Memín no sabe nadar, lo cual no es verdad. Cierto que siempre le pasan accidentes en que casi se ahoga pero de que sabe nadar, sabe. También hay una ocasión en que Carlangas se ilusiona con ganar dinero para quitar a su madre de trabajar, y desde cuando que Isabel dejó de trabajar después de casarse oficialmente con Carlos. El más notorio sin duda ha sido cuando realizan un improvisadísimo episodio en que viajan a África, el cual dura tan solo un número. Memín y sus amigos se emocionan, como si nunca hubieran ido antes, lo que es difícil de creer cuando pasaron como veinte números atrás hace un buen de tiempo. Otra metida de pata, es que en ocasiones, aun se ve a los cuatro jugando en el callejón, considerando que éste habia sido clausurado por las obras de construcción (y no es otro parecido al que se hayan cambiado, ahi mismo ponen que es ese lugar donde han compartido tantos recuerdos).
*Personajes mal caracterizados:
Las familias de Memín y sus amigos siguen siendo interviniendo en cada situación (incluso los perros de los Arcaraz que ya parecían olvidados), además de la esposa e hijo del profesor Romero, que salen con más regularidad. Trifón también regresa, sin explicación alguna, y todavía como el incondicional amigo a explotar del negrito. Se introducen diversos personajes nuevos, pero todos incidentales, no se ha hecho un intento autentico por traer uno nuevo que salga regularmente. Sin embargo, sus caracterizaciones son muy malas, por no decir que les dan pésimos diálogos. En el caso de Memín, que como bien sabemos, por su ingenuidad y modo de ser, es un poquito sangrón, ahora parece serlo mucho más, pero en un modo más chocante que divertido. La adaptación de los personajes en algunos casos se mantiene fiel, como pasa con sus tres amigos de siempre (diría que con Trifón también, pero por alguna razón ahora lo ponen tartamudeando mientras habla pausadamente como suele hacer, y la verdad, no se pueden hacer ambas cosas a la vez, creo que aquí quien escribe se ha confundido sobre cual su impedimento de habla exacto). Los adultos apenas se mantienen reconocibles, como Mercedes, que sigue siendo la madre sobreprotectora (pero la hacen exagerar, como cuando objetaba que Ricardo fuera al circo), y Eufrosina, que ya no se suena tanto a Memín, pero es igual de brusca y amorosa. Pero con otros les falla mucho, como es el profesor Romero, ya que este personaje, por ser educador, era quien daba los mejores sermones y consejos cuando había problemas, y ahora, ya ni podemos reconocerlo como tal. Ya no le dan tanta oportunidad de lucirse como maestro, por ejemplo, puede mencionarse un incidente en que Memín y Ernestillo reprobaron, y todo lo que les dice es que lo siente y traten de hacerlo mejor el próximo año. ¿Qué es eso? El Romero hecho por Doña Yolanda les habría soltado un sermón largo y tendido sobre la responsabilidad y el aprender de las experiencias, en una mezcla de severidad y confianza. Lo que pasa es que aquí, restan mucho los diálogos, pasan a las acciones directas y la mayoría de las veces, los personajes mascullan cosas que no vienen al caso (lo que mas dicen es “Si” después de cada dialogo cuando hablan solos, algo que solo hacen los babosos).
*Tramas que dejan mucho que desear:
Las nuevas tramas presentadas, duran de a uno a tres números, resultando demasiado cortas y sacadas de la manga. Si antes la autora se molestaba en presentarlas en mayoría con suficiente tiempo, aun cuando a veces concluyeran en forma desconcertante, pero en estas, así son de principio a fin. Lo más raro es que normalmente, terminan una trama zafada, y de inmediato pasan a otra en la ultima pagina (antes, empezaban una a mediados de un numero o en cuanto acabara la anterior en las primeras paginas), como si creyeran que mantener en suspenso perpetuo a los lectores ayudará las ventas (yo les diré lo que ayudará, cancelar esta revista y conformarse con la Edición Homenaje). Un acierto es que por lo menos ya están actualizando, al grado de que ya ponen algunos avances como el uso de tarjetas de crédito, que de vez en cuando, aportan algunos conocimientos técnicos y culturales (un sueño en que Memín se saca la lotería lo hace presentar una pirámide egipcia). Eso está muy bien, pero también sirve para hacer ver a la revista más infantil, por el empeño de enseñarle algo en forme simple a los niños (es que Memín debe ser para toda la familia, no sólo para los mocosos, que seguro tienen mejores cosas en que entretenerse). Memín tiene nuevas ensoñaciones, que ahora son breves, pero muy chafas (lo ponen como pirata, de viajero espacial, protagonista de un cuento de hadas, magnate petrolero, etc., y a ninguna le ponen suficiente creatividad para justificar el tiempo que pierde de la trama central, ya que en la mayoría, estas aparecen interrumpiéndola). Ha habido incidentes muy disparatados como cuando los cuatro viajaron al pasado con ayuda de un fantasma, y otros demasiado tontos como cuando se amistaron con un chango más inteligente de lo que le está permitido a los animales en historias medianamente realistas, y así. Todo puede suceder, la verdad, ya es inesperado lo que harán en la revista, pero lo manejan tan mal al restar diálogos y hacer que las cosas pasen tan rápido y lento a la vez, llegando a soluciones inverosímiles. Los recuadros salen muy grandes para acentuar la falta de técnica grafica del dibujante, consumiendo mucho espacio de trama.
*Curiosidades:
Hay ciertas cosas fuera de lugar que de pronto salen en la revista. En una ocasión, Memín cita la frase de Linterna Verde cuando se equivocaba con el lema de los mosqueteros que usa con sus amigos. No es que yo crea que este superhéroe no sea lo bastante popular para hacerle una referencia, pero jamás esperaría que ésta proviniera de alguien como Memín, cuya ignorancia no me parece que lo ponga a este nivel “cultural”. También hay una ocasión en que estaba a punto de hacerle publicidad al Canal de las Estrellas (¿les pagaron para eso o era para hacerlo quedar mal?).
Bueno, hay muchas cosas más que podría señalar, pero por ahora creo que es suficiente para justificar mi punto. Así es la continuidad actual de Memín, y seguirá hasta que el cuerpo aguante, tristemente. Para estas fechas, han rebasado el 400, y quien sabe cuanto más durará a este paso. Si alguien día puedo continuar con este blog, podré ahondar y señalar estas nuevas tramas que más que perpetuar la revista, la han echado a perder.
De momento, esta es mi despedida. Ha sido un placer, y como Memín suele decir: “¡Arrriveverchi!”
*Errores de continuidad:
Ha habido varios que demuestran que apenas se revisaron los números pasados. Por ejemplo, en dos ocasiones se ha dicho que Memín no sabe nadar, lo cual no es verdad. Cierto que siempre le pasan accidentes en que casi se ahoga pero de que sabe nadar, sabe. También hay una ocasión en que Carlangas se ilusiona con ganar dinero para quitar a su madre de trabajar, y desde cuando que Isabel dejó de trabajar después de casarse oficialmente con Carlos. El más notorio sin duda ha sido cuando realizan un improvisadísimo episodio en que viajan a África, el cual dura tan solo un número. Memín y sus amigos se emocionan, como si nunca hubieran ido antes, lo que es difícil de creer cuando pasaron como veinte números atrás hace un buen de tiempo. Otra metida de pata, es que en ocasiones, aun se ve a los cuatro jugando en el callejón, considerando que éste habia sido clausurado por las obras de construcción (y no es otro parecido al que se hayan cambiado, ahi mismo ponen que es ese lugar donde han compartido tantos recuerdos).
*Personajes mal caracterizados:
Las familias de Memín y sus amigos siguen siendo interviniendo en cada situación (incluso los perros de los Arcaraz que ya parecían olvidados), además de la esposa e hijo del profesor Romero, que salen con más regularidad. Trifón también regresa, sin explicación alguna, y todavía como el incondicional amigo a explotar del negrito. Se introducen diversos personajes nuevos, pero todos incidentales, no se ha hecho un intento autentico por traer uno nuevo que salga regularmente. Sin embargo, sus caracterizaciones son muy malas, por no decir que les dan pésimos diálogos. En el caso de Memín, que como bien sabemos, por su ingenuidad y modo de ser, es un poquito sangrón, ahora parece serlo mucho más, pero en un modo más chocante que divertido. La adaptación de los personajes en algunos casos se mantiene fiel, como pasa con sus tres amigos de siempre (diría que con Trifón también, pero por alguna razón ahora lo ponen tartamudeando mientras habla pausadamente como suele hacer, y la verdad, no se pueden hacer ambas cosas a la vez, creo que aquí quien escribe se ha confundido sobre cual su impedimento de habla exacto). Los adultos apenas se mantienen reconocibles, como Mercedes, que sigue siendo la madre sobreprotectora (pero la hacen exagerar, como cuando objetaba que Ricardo fuera al circo), y Eufrosina, que ya no se suena tanto a Memín, pero es igual de brusca y amorosa. Pero con otros les falla mucho, como es el profesor Romero, ya que este personaje, por ser educador, era quien daba los mejores sermones y consejos cuando había problemas, y ahora, ya ni podemos reconocerlo como tal. Ya no le dan tanta oportunidad de lucirse como maestro, por ejemplo, puede mencionarse un incidente en que Memín y Ernestillo reprobaron, y todo lo que les dice es que lo siente y traten de hacerlo mejor el próximo año. ¿Qué es eso? El Romero hecho por Doña Yolanda les habría soltado un sermón largo y tendido sobre la responsabilidad y el aprender de las experiencias, en una mezcla de severidad y confianza. Lo que pasa es que aquí, restan mucho los diálogos, pasan a las acciones directas y la mayoría de las veces, los personajes mascullan cosas que no vienen al caso (lo que mas dicen es “Si” después de cada dialogo cuando hablan solos, algo que solo hacen los babosos).
*Tramas que dejan mucho que desear:
Las nuevas tramas presentadas, duran de a uno a tres números, resultando demasiado cortas y sacadas de la manga. Si antes la autora se molestaba en presentarlas en mayoría con suficiente tiempo, aun cuando a veces concluyeran en forma desconcertante, pero en estas, así son de principio a fin. Lo más raro es que normalmente, terminan una trama zafada, y de inmediato pasan a otra en la ultima pagina (antes, empezaban una a mediados de un numero o en cuanto acabara la anterior en las primeras paginas), como si creyeran que mantener en suspenso perpetuo a los lectores ayudará las ventas (yo les diré lo que ayudará, cancelar esta revista y conformarse con la Edición Homenaje). Un acierto es que por lo menos ya están actualizando, al grado de que ya ponen algunos avances como el uso de tarjetas de crédito, que de vez en cuando, aportan algunos conocimientos técnicos y culturales (un sueño en que Memín se saca la lotería lo hace presentar una pirámide egipcia). Eso está muy bien, pero también sirve para hacer ver a la revista más infantil, por el empeño de enseñarle algo en forme simple a los niños (es que Memín debe ser para toda la familia, no sólo para los mocosos, que seguro tienen mejores cosas en que entretenerse). Memín tiene nuevas ensoñaciones, que ahora son breves, pero muy chafas (lo ponen como pirata, de viajero espacial, protagonista de un cuento de hadas, magnate petrolero, etc., y a ninguna le ponen suficiente creatividad para justificar el tiempo que pierde de la trama central, ya que en la mayoría, estas aparecen interrumpiéndola). Ha habido incidentes muy disparatados como cuando los cuatro viajaron al pasado con ayuda de un fantasma, y otros demasiado tontos como cuando se amistaron con un chango más inteligente de lo que le está permitido a los animales en historias medianamente realistas, y así. Todo puede suceder, la verdad, ya es inesperado lo que harán en la revista, pero lo manejan tan mal al restar diálogos y hacer que las cosas pasen tan rápido y lento a la vez, llegando a soluciones inverosímiles. Los recuadros salen muy grandes para acentuar la falta de técnica grafica del dibujante, consumiendo mucho espacio de trama.
*Curiosidades:
Hay ciertas cosas fuera de lugar que de pronto salen en la revista. En una ocasión, Memín cita la frase de Linterna Verde cuando se equivocaba con el lema de los mosqueteros que usa con sus amigos. No es que yo crea que este superhéroe no sea lo bastante popular para hacerle una referencia, pero jamás esperaría que ésta proviniera de alguien como Memín, cuya ignorancia no me parece que lo ponga a este nivel “cultural”. También hay una ocasión en que estaba a punto de hacerle publicidad al Canal de las Estrellas (¿les pagaron para eso o era para hacerlo quedar mal?).
Bueno, hay muchas cosas más que podría señalar, pero por ahora creo que es suficiente para justificar mi punto. Así es la continuidad actual de Memín, y seguirá hasta que el cuerpo aguante, tristemente. Para estas fechas, han rebasado el 400, y quien sabe cuanto más durará a este paso. Si alguien día puedo continuar con este blog, podré ahondar y señalar estas nuevas tramas que más que perpetuar la revista, la han echado a perder.
De momento, esta es mi despedida. Ha sido un placer, y como Memín suele decir: “¡Arrriveverchi!”
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOO hARAn otra memin
ResponderEliminarUna vez encontre esta caricatura en la biblioteca de un vecino y desde entonces me obsesiona, ojala sigas trabajando en este blog... pero la version que conozco es el homenaje, me gustaria conocer la version original hecha en sepia por el maestro sixto valencia, ya que tengo entendido q el formato es diferente y la apariencia fisica de los personajes tambien... tu podrias conseguirla??? yo no he podido... Liliana
ResponderEliminarTengo acceso a ediciones varias que fueron practicas para algunas de las referencias que use pero no creo que pueda traspasarlas si eso es lo que solicitas.
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