En la última pagina del #365, Ricardo invita a sus amigos y sus familias a comer en el jardín de su casa, diciéndoles que les tiene una sorpresa. ¡Huy! ¿Cuál será?
Pues en el camino (más bien en el siguiente numero) les saca de sopetón que se van a África. Memín y Eufrosina no entienden donde queda eso y Ernestillo les va explicando. No puedo decir que los Pinguín sean más ignorantes y despistados que quien escribió este absurdo guión, ya que obviamente no leyó los números anteriores, con lo de la expedición a África que duró como veinte números. ¡No es algo que se olvide de casi doscientos números para otro! Aparentemente, toman a los lectores como unos desmemoriados o por ser gente, así como el argumentista anónimo, que apenas está conociendo la revista de Memín.
Eufrosina, Isabel y Mercedes no quieren irse tan lejos y viajando en una avioneta rentada en vez de un avión convencional de pasajeros (¿y con niños? ¡peor aun!). Memín comenta sobre la machista suposición de que las mujeres son cobardes y sus amigos le dan un coscorrón bien merecido.
Dos cuadros después, ya han hecho maletas y sacado visas y pasaportes, viajando los cuatro amigos y sus padres (excepto el de Memín que ni en espíritu puede decirse que ande cuando él solo anda pensando en su má linda) con el piloto a cargo del vuelo. ¡Tienen que estar bromeando! ¿En una avioneta de México hasta África? Uf.
Durante el vuelo, Memín ya exige que les sirvan de comer, y le aclaran que no es un vuelo comercial, pero de todos modos Mercedes les hizo suficiente comida. Ven toninas (¿delfines? Eso parecen pero no conozco este sinónimo) chapoteando en el mar y Memín supone que son otro cosa al malentender la palabra, sólo para ser reprendido. Ni al caso.
El avión aterriza en algún punto de Uganda y al salir, reciben la corriente calida imperante. El señor Vargas le agradece al señor Arcaraz por ayudarle a cumplir su sueño de viajar a África (pero en realidad se está dirigiendo al señor Arozamena ¿el dibujante y el argumentista no se pusieron de acuerdo y no distinguen uno de otro o que? Lo que faltaba). A Memín le viene la estúpida ocurrencia de fanfarronear que una vez derrotó un león, invocando a uno de verdad, que se aparece a sus espaldas. Sus amigos huyen despavoridos, dejando al atolondrado negrito a merced de la fiera, pero ésta se limita a olisquearlo. Todos se ponen a salvo en el avión y aprovechando que al león le dio por ponerse a rugir, apremian a Memín a treparse a un árbol cercano. Así hace él y pronto se pone a salvo, dejando al león tratando de alcanzarlo en vano. La bestia se cansa y se retira. Le dan luz verde para que se baje del árbol y luego le hacen burla de que así parece chango.
Llega la hora de dormir y descubren que Memín ha desaparecido, pero al poco rato lo hayan dormido en el avión, donde se siente más cómodo. El señor Arcaraz le aclara a Ricardo que vinieron a ver lo de las montaña esa y no a escalarla, razón por la cual no trajeron equipo. Les dice que están muy jóvenes para eso, y Memín replica que ellos son muy viejos (¿Qué parte de no vinimos a escalar no entendió éste?). Como es de esperarse, le dan un coscorrón, pero el muy vivo se pone una sartén para protegerse.
Al argumentista se le acabaron las ideas de que más podían hacer en África, dejando todo en que “anduvieron de aquí para allá”, para brincarse al día de regreso. Ya están todos bien acomodados en la avioneta y el piloto muy confiado, cuando un pajarraco se interpone y acaba hecho pulpa en los motores al cruzarse con las hélices. El piloto comenta con angustia que tarde o temprano sucede algo como esto (si y por eso sólo un loco llevaría tantos pasajeros en una avioneta propensa a esta clase de accidentes). Los pasajeros se ponen nerviosos y el piloto maniobra, logrando dar con una isla cercana donde hace un aterrizaje forzoso. El avión choca contra un árbol, pero ninguno sale herido. Salen para ver en donde han caído y Ricardo señala un esqueleto humano. Consideran la presencia de caníbales pero el piloto lo duda, aunque no deja de titubear, demostrando lo contrario.
En México, las señoras empiezan a preocuparse por la ausencia de sus hijos y esposos. Se encaminan a buscarlos al aeropuerto.
El Capitán Gómez anuncia que ha logrado reparar la transmisión y por fin ha hecho contacto, dándoles la ubicación exacta, por lo que solo les queda esperar a que los rescaten. Al solicitar informes, se les comunica a las señoras que ellos están bien y ya van a enviar por ellos, por lo que se sienten aliviadas.
Al día siguiente los recogerán, por lo que los chicos y los adultos se duermen sin preocupaciones. El piloto es el primero en despertar y a lo lejos, ve como se forma un impotente tsunami. Alerta a los adultos sobre el inminente peligro. Los chicos insistieron en dormirse en la tienda de campaña y les gritan que se metan al avión de inmediato.
En serio, es la peor y más mal planeada trama de Memín que he visto y no entiendo porque la revista no fue cancelada inmediatamente despues de esto. Ahora lo preocupante será ver que futuras secuencias podrán "superar" este desperdicio de arte y material impreso.
Definitivamente estos números de Memin es un tiradero de dinero para quien los comprò, hasta creo que un escritor de Fanfics hubiese hecho un mejor trabajo.
ResponderEliminarYa lo creo. Todo se ha convertido en un gran bodrio.
Eliminar