
Habiendo terminado aquello de los aretes y el pepenador asesino, salen con que olvidaron estudiar para el examen final. Ricardo sugiere pasarles las respuestas a sus amigos (pero él estuvo con ellos todo el tiempo ¿no se supone que él tampoco estudió? ya que habla de pasárselas, no de que hagan trampa los cuatro juntos), que aunque sea un acto reprobable, es una emergencia muy justificable. Memín es el primero en protestar ante tal sugerencia, por lo que nos hace creer que tiene conciencia, pero en realidad es porque no quiere que después Ricardo les restriegue en la cara que pasaron gracias a él. Carlangas y Ernestillo declinan el ofrecimiento, prefiriendo arriesgarse, no importa que repitan el año. Eso hace que Memín le de por ponerse pesimista, pensando que Eufrosina lo echará de la casa si reprueba, y ahora si quiere que le pasen las respuestas, pero ahora los tres se rehúsan. Vuelve a su casa, quejándose y pateando una lata que le da a un señor. Éste lo corretea enojado y Memín invoca a “Santa Petra la callosa”. Por coincidencia, el hombre choca con una conocida que justamente se llama Petra, lo que Memín interpreta como una señal de la susodicha santidad y se compromete a traerle flores a su iglesia (pero como da la impresión de que ésta en una figura ficticia en dos sentidos, no creo que lo haga).

Hay que señalar algunas graves incongruencias aquí. Primero, dado el tipo de la situación en que estuvieron y el hecho de que el maestro Romero es de lo más comprensivo, no tiene sentido que se preocupen tanto por no haber estudiado, ya que fácilmente tienen a los Arcaraz que confirmarían lo que ocurrió el día anterior, y que fue por una buena causa. Así que no tendría problemas para ponérselos otro día, por más final que fuera el mugre examen. Y otra cosa… ¡Se supone que están en sexto de primaria! Y que yo sepa, en las escuelas de gobierno, no hay más años después de sexto, por lo que una vez que terminan, es el adiós a la primaria. Pero el empeño del argumentista de dejarlos eternamente en ese curso como hacia Doña Yolanda es tal, que ni se emocionen, porque luego de vacaciones, volverán a sexto. Seria una mejoría que cambiaran el panorama a una secundaria para variar con nuevos personajes y todo, pero noooooo…
En la escuela, Memín está decaído por no haber podido estudiar nada y sus amigos se congracian con él. Llega la hora del examen y Memín empieza a hacerlo, viendo que hay cosas que sabe y otras que no. Ve preocupado a Ernestillo (no se supone que deban voltear durante la realización de un examen) y éste dice que no se sabe la respuesta a una pregunta que Memín si y se la pasa. Nunca nos dan una pista de que tanto hubo en este examen, sólo que es de matemáticas. Termina el tiempo y Memín pide dos horas más a Romero, pero no se le hace (me parece que esto mismo quería en los números ya muy clásicos, como que tardíamente el nuevo argumentista se puso a repasar los inicios de Memín creyendo que los lectores tenemos mala memoria o somos tan novatos como el o ella). A la salida, Ernestillo expresa su pesar por hacer trampa y Memín presume por haberle ayudado, confiado en que todo saldrá bien por haberse encomendado a Santa Petra la callosa. Después del recreo, dan los resultados (pues no es un examen final muy importante que digamos si el mismo día ya dan las calificaciones). Memín y Ernestillo son reprobados y….Es todo. Romero no les da ninguno de sus típicos discursos para que Memín le eche más ganas el próximo año ni expresa su decepción o extrañeza por el fallo de Ernestillo por ser el más aplicado y todo eso. Nada. En serio que no es el ejemplazo de educador que Doña Yolanda presentaba (no importa cuanto cheque el nuevo argumentista del pasado, nomás no sabe caracterizar bien a estos personajes, apenas a Memín aunque lo haga más sangrón de lo normal).
Carlangas y Ricardo si pasaron y lamentan el caso de sus amigos. Ernestillo le echa la culpa a Memín, pero él justifica que no sabía que les darían exámenes diferentes para prevenir precisamente la copiada. Sin más, cada quien se va para su casa. Memín teme por el castigo que Eufrosina le ponga y ya imagina que le dará con la tabla (con la que no le ha dado desde hace varios números), preocupado por eso más que en decepcionarla, así que cuando llega, alega que se suspendió el examen por el calor. Ella se lo traga y ya le anda ofreciendo pastel que hizo para celebrar que pasara año y Memín ni puede comer porque le remuerde la conciencia. A Ernestillo tampoco le va muy bien, su padre está tan decepcionado que no le permite que le ayude en la carpintería, mandándolo a la casa para luego castigarlo (¡se supone que él ya sabia que no estudió lo suficiente por haber estado ayudando a Memín! Y ahora que estamos eso… ¿Por qué rayos Ernestillo necesita que el negrito tarado le de un soplo en un examen de matemáticas? Por más poco que estudiara, es evidente que no es una fuente fiable por su ignorancia).
Nuevamente, Memín le reza a Santa Petra la callosa, esperando recibir una señal para encontrar una solución a su predicamento. La “respuesta” viene en la forma de un relámpago que derriba un árbol cercano desde la raíz. Memín cree que esa es la señal y sale poniendo un sombrero y chaquetón negros. Primero va con Ernestillo, tirando piedras a su ventana para llamar su atención, aunque acaba pegándole en la cabeza con una. Ernestillo no quiere saber nada y todavía Memín recordándole la “ayuda” que le dio. Memín dice que necesita de su asistencia para que Eufrosina no sepa que reprobó y Ernestillo acepta, sale después, vestido de negro de pies a cabeza y con equipo para cavar. So… ¿La idea de Memín (que no dice, pero así se entiende o la entendió Ernestillo que ahora no es muy listo como solía ser) es enterrar el examen? ¿No seria más fácil quemarlo? Como sea, el negrito arrastra a su amigo al boquete en el suelo que abriera el relámpago, creyendo que tiene un significado por venir de parte de Santa Petra. Un policía los divisa y siente que ha visto antes a Memín, pero él disimula y sin pensar que es muy raro que dos niños vestidos de negro anden en la calle tan tarde, se retira. Memín no quiere aclarar cuando conoció al tal policía, insinuando que le hizo pasar una calamidad por accidente (ni yo estoy seguro si es algún incidente insignificante que fácilmente se olvidó de una secuencia anterior o es algo que iban a explicar después y que el argumentista se le olvido). Como sea, Memín desciende al agujero y procede a excavar para enterrar el examen. Pero apenas ha clavado la pala, cuando se oye un sonido extraño. Memín se acerca más, ignorando las advertencias de Ernestillo, y luego está montado en un chorro de líquido oscuro. Cae el suelo y después le dice a su amigo que sus preocupaciones han terminado, acercándose para que detecte el olor del petróleo, lo que lógicamente, los convierte en millonarios (aunque se supone que la posesión del petróleo depende de si ellos son dueños de la propiedad en que fue descubierto, y ya que andan en una calle que no es la suya, pues…que tontos).

En el sueño, Memín se cayó en uno de sus pozos petroleros, ya que se ha convertido en todo un magnate, con sus tres amigos trabajando para él. Después de que le va cayendo el veinte, se pone a gritar y dar saltos de emoción. Más tarde, está en la oficina, pidiendo que traigan a Eufrosina, y como en la otra línea Carlangas trata de decirle que hay un inconveniente, el negrito le exige que cumpla su orden (tal vez quería decir que ella había muerto o estaba enferma pero como que ni le dejan terminar…). Parece que Carlangas no tiene intención de cumplir, y a Eufrosina ni le toca salir en esta secuencia. Más bien, se reúne con Ernestillo y Ricardo, revelando que los tres están hartos de la actitud de su patrón y se han confabulado para sacarlo de escena y quedarse con todo. Memín se luce como todo “millonario”, dando malas propinas, limpiándose el sudor de la frente con un billete, lo típico. Ricardo intentaba hacer que cayera por una coladera, pero quien sabe porque él tenia que estar debajo y Memín la tapó sin pensarlo, machucándole los dedos. Después, disponen que le caiga un balde de pintura en la cabeza cuando le daba una mísera limosna a un vagabundo, pero el cálculo falla de nuevo, y es el pobre tipo el que sufre por la ingenua e infantil trampa. De vuelta en la oficina, Memín va a guardar una bolsa de dinero retirado del bando en la caja fuerte. Sus amigos habían planeado poner una trampa explosiva adentro, pero Ricardo la programa mal y les toca ser ellos a quienes les estalle en la cara. Para ser un sueño de Memín, todo esto suena a una muy mala parodia caricaturesca, como si el argumentista se inspirara de animaciones clásicas.
El siguiente plan tiene lugar durante un rodeo. Ricardo se encarga (¿porque él hace todo?), y mientras se lleva a cabo, Memín les dice a Ernestillo y Carlangas, que junto con el güero, son sus mejores amigos y piensa compartir su fortuna con los tres. Ellos se dan cuenta que metieron la pata, y muy tarde, ya que Ricardo enlaza a Memín y lo monta sobre un bravo toro.



El policía les advierte que deben tapar esa tubería en menos de dos horas o volverá para llevarlos detenidos (¿no se da cuenta que si él se va, ellos pueden darse a la fuga y más tras esa amenaza?). Ernestillo está enojado por los problemas en que Memín lo mete, pero tienen que cumplir con su palabra. Ninguno sabe como reparar la tubería, pero al negrito se le ocurre hacer lo mismo que hizo para arreglar el excusado de su casa (aunque se ve en escena retrospectiva que después éste acabó echando agua tal que arrastraba a Eufrosina), y consiste en pegarle un chicle. A mi me parece una solución muy irresponsable, pero Ernestillo ya ni concientiza nada y pegan el chicle. Habiendo concluido toda esa perdida de tiempo, los dos se van a dormir a sus casas, con Memín aun preocupado por la reprobada.
A la mañana siguiente, despierta encontrando agua por toda la casa. Eufrosina le indica que suspendieron clases por la inundación, y lo pone a ayudarle a sacar el agua. Eso sucede en todo el vecindario, y después de acercarse a un par de chismosas, ellas dicen que alguien rompió la tubería de aguas negras, y Memín reacciona, mostrando muy sospechoso, pero huye sin dar explicaciones convincentes a las señoras. Al seguir sacando agua, la echa por accidente sobre Ernestillo, que le viene a reclamar. Las vecinas alcanzaron a oír y corren la voz, por lo que pronto los dos son perseguidos por una chusma enardecida.


De nuevo en su casa, Memín sigue ayudando a Eufrosina a sacar el agua, y aparece el examen marcado como reprobado (¿no se supone que ella no sabe leer?).
Las cosas vuelven a la normalidad, y la próxima vez que hacen el examen, ahora si pasan Ernestillo y Memín (claro que el negrito saca 6). Los amigos se despiden dispuestos a disfrutar de sus vacaciones. Memín se pone conchudo cuando Ricardo ofrece darle aventón aprovechando que el chofer vino a recogerlo.
En la casa Arcaraz, Rogelio y Mercedes comentan de una noticia que quieren darle a Ricardo, pero eso ya lo veremos para la próxima.