sábado, 27 de junio de 2009

Memín Pinguín #1-4

La introducción al mundo de Memín, se da en los primeros cuatro números. Todo parte desde el primer dia de clases en que se conocen él y sus tres amigos, ofreciendo las primeras impresiones de sus familias y su profesor, un preámbulo de las situaciones que vendrán.

Se presenta la escuela primaria Benito Juárez, que va situando el escenario en que dará comienzo esta historia. El profesor Romero (quien no se presenta formalmente, pero ya más adelante se mencionará su nombre completo) va pasando lista, entre alumnos nuevos y viejos. Sobra decir que así se dan las primeras impresiones de los personajes principales. Carlos Arozamena y Ernesto Vargas ya son familiares para el maestro, dando más enfoque en los dos sobresalientes ingresados. Empezando por Ricardo Arcaraz, que no contesta al principio, alegando que deben reconocerlo por ser hijo del diplomático y acaudalado, Rogelio Arcaraz (como si los diplomáticos fueran celebridades, tsk), pero el maestro argumenta que ahí no se hacen distinciones. Prosigue con el nombre de Guillermo Pinguín, quien de inmediato llama la atención por su curiosa figura y desbordante entusiasmo. Habiendo terminado las presentaciónes, el maestro se retira por un momento, lo que aprovechan todos para acercarse confianzudamente a Ricardo, rodeandolo nomás porque les da curiosidad por el hecho de ser rico. El chico se muestra despótico, asegurando que sólo está en esa escuela de muertos de hambre por la insistencia de su padre, pero que no permanecerá ahí mucho tiempo. Su actitud chocante empieza a causar tensión, explotando cuando acusa a Ernestillo de pegarle bichos en la cabeza, solo por ser el más pobre. Carlangas sale en su defensa, arrojándolo sobre un mesabanco, pero éste se incorpora rápido y le responde lanzándole un tintero en la cabeza. Vuelve el profesor Romero, y al encontrarlos peleando, se apresura a agarrarlos por las orejas, reprimiéndolos. Ricardo intenta darse importancia, profiriendo amenazas huecas sobre lo que hará su padre si se entera que lo han castigado, pero el maestro es inflexible. Memín se emociona de que pongan en su lugar al ricachón, y al dejar escapar un grito, el maestro se dirige hacia él, disgustado por la falta de disciplina, sacándolo desde debajo del mesabanco en que se había escondido. Expone su baja estatura, y el desconocimiento de su edad, y ante su simpatía, Romero se calma y continua la clase sin más problemas. Al salir de la escuela, Memín intenta amistarse con Carlangas y Ernestillo, siguiéndolos sin disimulo, pero al principio ellos lo rechazan por chaparro (al menos aclaran que no es por negro, eso se veria fatal), pero no tarda en ganárselos con su peculiar sencillez que les hace olvidar el mal rato con el riquillo. Después, Memín se apura a volver a casa, donde es bien recibido por su amorosa madre, Eufrosina, que lo consiente tras contarle su primer día en que asegura haber dejado buena impresión. Escenas similares se ven en los hogares de Ernestillo y Carlangas. En su casa, Ricardo, que termina con un ojo morado a causa de su pelea con Carlangas, es atendido por su madre que es mucho más consentidora que la de Memín, pero decide ocultarle como fue que se lastimó. En los días siguientes, sus compañeros ya han preferido ignorarlo, y a pesar de todo, él intenta ser aceptado, pero su orgullo no permite que lo haga abiertamente, quedando mal parado durante un juego de béisbol en el que intentaba darles consejos y termina criticándolos por no usar materiales de alta calidad y no jugar en una cancha de verdad como él acostumbra.
Una pausa para comentar que en el primero numero de esta tercera versión de Memín, hay una diferencia entre los dibujos. En aproximadamente la primera mitad, se distingue la incompatibilidad entre los trazos. Siendo que Sixto Valencia, como el dibujante de la segunda versión, la más reconocida, fue solicitado para repetir su trabajo con los colores que suplen el viejo toque del sepia, podría ser que no se pusiera en marcha sino hasta pasadas unas paginas (menos mal que se dieron cuenta desde el primero numero que Memín no destacaría con ese estilo de dibujo, que era más adecuado para la primera versión, de hecho, es muy similar, al menos en el diseño del personaje de Memín).
Ricardo persiste en unirse al grupo, y en vista a su insistencia, Carlangas propone que lo “bauticen”, cargándolos a todos en hombros. Se muestre renuente, pero acaba por aceptar. Así le toca sostenerlos en hombros, sufriendo especialmente por Memín, que agarra sus orejas como riendas. Habiendo concluido la primera parte del “bautizo”, prosiguen con la segunda, que es arrojarlo al tinaco de la azotea. Dejándolo ahí, se ríen a su costa y comienzan a retirarse, hasta que Memín hace ver que Ricardo está ahogándose. Logran sacarlo, pero queda inconciente y entran en pánico. El profesor Romero se aparece, descubriendo lo que ha pasado. Lleva a Ricardo a la enfermería y al toparse con el director, que amenaza con expulsar a los culpables, miente, asegurando que el niño cayó ahí solo.
Como consecuencia de eso, Ricardo pesca un ligero resfriado, y ya en su casa, respalda la mentira del maestro. Su madre se niega a creerlo y le insiste a su esposo en sacarlo de esa escuela, pero éste rechaza la idea. Cuando ella se ha ido, interroga a Ricardo para que le cuente lo que pasó en realidad, y éste se lo dice, suplicando que le deje permanecer ahí. Su padre se pone de su parte, orgulloso de que su iniciativa de inculcarle principios a Ricardo al convivir con niños de categoría más humilde, haya dado resultado, siendo el mismo ejemplo que él recibió en su niñez.
Pasan los días, y Ricardo por fin ha empezado a ganarse la amistad de los demás. Le proponen ir con ellos a jugar béisbol en un callejón que suelen frecuentar. Al ver el mal estado de ese lugar, con el suelo sucio y lodoso, se preocupa por sus zapatos nuevos, dejándolos con Memín para que éste los cuide mientras juega descalzo con Carlangas y Ernestillo. Apena han comenzado cuando llega un trío de muchachos mayores, que tienen la misma idea e intentan intimidarlos para que se retiren. Ellos se niegan y dan inicio a una contienda, surtiéndose de golpes ambos bandos. A Ernestillo y Carlangas se les dan bien las peleas y derrotan a sus oponentes, pero Ricardo tiene problemas con el suyo. Memín disfruta presenciando la riña, y acaba optando por ayudar a su amigo con desventaja, olvidando su trabajo de vigilante, ocasionando un vagabundo que pasaba en ese momento, aproveche para robarse los zapatos ajenos. Se trepa a una parte elevada, tratando de brincar sobre el abusivo, pero acaba estrellándose en el lodo, sin hacer ninguna diferencia. Carlangas, después acabar con su oponente, derriba fácilmente al de Ricardo. Luego, entre los tres sacan a Memín del lodo, advirtiendo la desaparición de los zapatos. Lo cortan por su falta de responsabilidad, dejándolo solo y triste, pero no tardan en regresar, advirtiéndole que le darán otra oportunidad si presta sus zapatos a Ricardo, que no está acostumbrado a caminar descalzo, a diferencia de Ernestillo (que al menos en los primeros números, siempre anda descalzo, lo que es un poco raro, aun para asistir a una escuela de gobierno). Ricardo no quiere aceptar los feos zapatos de Memín, pero entonces amenazan con cortarlo a él, así que no le queda otra opción. Viendo el estado en que él y sus amigos han quedado, los invita a su casa para que se den un buen baño, aprovechando la ausencia de sus padres. No bien entran, al haber ido a verificarque no haya moros en la costa, Ricardo se entera de que los perros guardianes andan sueltos, y se lanzan sobre sus amigos hasta que él logra controlarlos. Memín tiene la “brillante idea” de esconderse dentro de la perrera, pero es oportunamente salvado cuando grita por auxilio con los perros a punto de atacarlo. Habiendo pasado por ese predicamento, van directo al baño, donde hacen mofa de la extraña ropa interior de Memín que parece más bien femenina o de payaso o ambas cosas (que según su mama le pone para que no se enfríen sus piernas, pero estoy seguro que hay otro tipo que sirve para lo mismo, tal vez así les sale más barato). Mientras sus amigos están en la regadera, él se entretiene chapoteando en la tina de baño.
Los padres de Ricardo llegan más temprano de lo esperado, y al percatarse del imprevisto, este indica a sus amigos esconderse en su cuarto. Memín se aturde y se esconde en donde guardan las toallas (tiene tendencia a ocultarse en los lugares menos convenientes). Ricardo baja a recibirlos, informando con discreción a su padre de la presencia de sus amigos. Su madre sube las escaleras, yendo directamente a las toallas, donde descubre la figura desnuda de Memín, confundiéndolo con un chango.
Grita y sale corriendo espantada, seguida por Memín, quien piensa que había un chango escondido con él y que los persigue a los dos. La derriba sin querer, provocándole un desmayo temporal, cuando llegan Ricardo y su padre. Ya habiendo aclarado el malentendido, se reúnen con sus demás, y el señor Arcaraz ordena a su mujer (llamándola Refugio, lo que indica que en este numero olvidaron que su nombre era Mercedes o no lo confirmaron hasta después) que les sirva de comer, ignorando sus prejuicios. Así, se produce una animada merienda en que se van conociendo mejor, terminando con Memín que hace mención de la curiosa formación de sus respectivas familias en que todos estan incompletos menos su anfitrion. Tras despedir Ricardo a sus amigos, la madre deja salir su desaprobación ante tales amistades y la estancia de su hijo en esa escuela, pero de nuevo su padre sale en su defensa, imponiéndose y hablando sobre como la gente humilde que no distingue entre clases sociales tiene mayor pureza en el alma.
En su casa, Eufrosina espera a Memín con tabla en mano. Antes de permitirle excusar su tardia llegada, procede a castigarlo en la forma acostumbradan, azotandolo en las posaderas sin más ni más. Despues, él le cuenta sobre lo que vivió en casa de Ricardo, logrando que se suavice y termine abranzandolo cariñosamente.
Hasta aquí llega el primer capitulo de la historia de Memín y sus amigos. Un divertido y prometedor comienzo que ha quedado grabado en la memoria de un servidor desde hace… ¿siete años? Me pregunto como será para quienes en verdad llevan un tiempo considerable de conocer esta revista. Uf. De cualquier modo, nunca es tarde para quedar cautivado por las aventuras de este personaje (pero no sea crean, tambien es muy posible que acaben detestandolo, de repente y se pone muy sangrón), me consta.

1 comentario:

  1. Creo que la cuestion de los zapatos de Ernestillo hace denotar que su situacion economica era mucho mas terrible que la de Memin y la de Carlos por los problemas alcoholicos de Juan que veriamos mas tarde.

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